El extraño caso del oro en el puerto

VIGO

El 1 de febrero de 1930 salía del puerto vigués el trasatlántico «Asturias» con 17 toneladas del metal precioso destinadas a comprar libras al Banco de Londres

03 feb 2010 . Actualizado a las 13:13 h.

Los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera coincidieron con la crisis económica mundial. En España, con José Calvo Sotelo al frente del Ministerio de Hacienda, se realizaron una serie de acciones destinadas a frenar la devaluación de la pesetas, entre ellas, recurrir a la compra de divisas al Banco de Londres con parte del oro del Tesoro para reducir las diferencias de cotización entre la peseta y la libra.

En ese contexto, el 30 y el 31 de enero, y el 1 de febrero de 1930 ocurrió un extraño suceso en el puerto de Vigo, que fue reflejado, al día siguiente, en las páginas de El Pueblo Gallego . Decía el periódico de Portela Valladares que el día 30 de enero habían llegado a la zona portuaria viguesa tres camiones procedentes de Madrid, en los que se transportaba la primera remesa de oro del Tesoro Nacional con destino a Inglaterra, con motivo de las operaciones promovidas por el Comité Interventor de Cambios.

Este comité había sido creado por Calvo Sotelo el 28 de agosto de 1928. Podía operar en el mercado de divisas con un fondo de 500 millones de pesetas en oro. Aunque el Consejo del Banco de España mantuvo discrepancias con el ministro tudense, este hizo valer las teorías favorables a la operación que reflejo el economista británico Keynes. Las voces críticas con las operaciones de salida del oro español, calificaron a Keynes de «nuevo Drake».

En cualquier caso, El Pueblo Gallego afirmaba que el 31 de enero de 1930 llegaban a Vigo los cinco camiones restantes del convoy, que eran escoltados por soldados del regimiento de Radiotelegrafía y Automovilismo, al mando del teniente Juan García Lozano.

Cada camión, explicaba el diario, transportaba alrededor de cuarenta cajas, conteniendo lingotes de oro. Cuantificaban el cargamento en unas diecisiete toneladas de oro, valoradas en unos dos millones de libras esterlinas.

Los camiones se estacionaron en los almacenes de la Aduana, en el puerto. El director de la sucursal viguesa del Banco de España estuvo presente en la operación, al igual que un empleado del banco llegado de Madrid. El preciado cargamento fue trasladado a una gabarra, bajo la vigilancia de efectivos de la Guardia Civil. La idea era embarcar el oro en el trasatlántico inglés Asturias, que se encontraba fondeado en la ría. Sin embargo, el mal tiempo impidió realizar esa operación hasta el día siguiente.

Toda la operación se realizó con gran sigilo y el Comandante de Marina prohibió el tráfico interior en el puerto. Durante la noche, la Guardia Civil permaneció en la zona vigilando la gabarra.

Sigilo y control

«Nuestro informador en el puerto ha luchado con grandes obstáculos para lograr averiguar lo que contenían las cajas y la cantidad de oro que envia España a Inglaterra en esta expedición, y si el oro había sido embarcado abordo del Asturias, pregunta que hizo por teléfono a determinada casa consignataria, uno de cuyos empleados manifestó que le estaba terminantemente prohibido decir nada acerca de este envío», escribía el periodista de El Pueblo Gallego .

El barco partió el mismo 1 de febrero y, curiosamente, no se volvió a saber nada de la operación. Ni siquiera en los periódicos de Madrid, como el ABC, aparece mención alguna a dicho envío. Esta operación queda abierta a una futura investigación de cualquier estudioso del tema.

Unos días antes de este supuesto envío, José Calvo Sotelo presentó su dimisión y fue sustituido por Manuel Argüelles. Este político dio un giro radical a las directrices mantenidas por su predecesor, que a la larga se vieron como muy negativas, y produjeron una gran devaluación de la pesetas respecto a la libra esterlina. Argüelles y Calvo Sotelo mantuvieron una agria polémica que incluso continuó durante el período republicano, y que aparece reflejada en el libro Mis servicios al Estado , de José Calvo Sotelo.