Los números rojos de la precocidad

X.R. Castro

VIGO

06 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

¿Está pagando Hugo Mallo su precocidad? Todo apunta que sí. El lateral derecho del Celta, que debutó en Segunda División con 18 años y dio el salto desde la División de Honor juvenil al fútbol profesional parece estar en el punto de mira del estamento arbitral. En su debut con el primer equipo el marinense acumula tres penaltis, una roja y 13 amarillas después de haber participado en 20 partidos, 16 de ellos como titular y cinco completos (1.384 minutos en total). Aunque el herculano Rodríguez y Sergio Fernández del Murcia le superan en dos tarjetas, tiene muchos más partidos encima lo que deja al marinense con el peor porcentaje. Demasiados números rojos.

El futbolista muestra su extrañeza, pero tampoco quiere verse en el papel de chivo espiatorio. Es más, considera que algo de culpa tendrá en la estadística: «Son decisiones que los árbitros toman en un momento. No pienso que sea cosa de la edad, no pienso que influya, pero hay veces que lo parece, y eso te enfada y vas para casa cabreado», comentó ayer, mientras aceptaba que algunas de las cartulinas habían sido justas, pero otras fueron de lo más rigurosas: «Pienso que puedo estar mejor valorado porque muchas de las tarjetas fueron muy rigurosas, aunque otras no. Aunque sea joven me las tienen que sacar, pero hay algunas que son un poco injustas».

Hugo Mallo vivió el colmo del infortunio el pasado sábado. Llevaba un mes sin jugar -desde el partido con el Recreativo en Balaídos en donde había disputado los 90 minutos- y mediado el segundo tiempo salió al campo para suplir a Vasco que estaba amenazado con una amarilla. Duró 26 minutos, hasta que el contacto con Juan Domínguez fue señalado como penalti y expulsión: «En esa jugada no voy con la intención de meterle la pierna, pero pequé un poco de falta de madurez porque el jugador busca el contacto y se deja caer. Al final le pasó una parecida a Dani Abalo en el área contraria y no pasó nada».

Al menos en esta ocasión queda el beneficio de la duda, porque la pena máxima que benefició al Castellón fue un regalo arbitral y Hugo Mallo todavía recuerda el piscinazo de Cartagena que dio la vuelta a todas las televisiones en la primera vuelta.

Aunque no deba reconocerlo, Mallo Novegil sabe que puede estar pagando un peaje por su irrupción tan prematura en el fútbol profesional. «Es el primer año que estoy en esta Liga y es muy complicada y está claro que cualquier error te perjudica para bien o para mal». Admite que el salto siempre se nota, pero que hasta la fecha siempre ha cumplido cada vez que ha tenido la oportunidad de jugar: «Acusar el salto se puede acusar, pero estuve jugando toda la primera vuelta y las cosas iban bien. Solo queda aprender». De entrada ya ha jugado mucho más de lo que pensaba cuando Eusebio le hizo profesional e incluso ya ha debutado con España sub 19 en un amistoso con Irlanda: «Antes de empezar la Liga no me imaginaba jugar tanto, pero todos los jugadores queremos tener más minutos».

Con once jornadas por delante, el marinense no teme que las amonestaciones le pasen factura a la hora de jugar. Lo consideran un gaje del oficio: «Lo de las tarjetas no tiene nada que ver, eso no influye para ser titular o no». Espera tener más oportunidades antes del final.