El Celta se ha metido él solito en la Casa del terror, en la habitación del pánico. Después de haber perdido en el último mes frente al Real Unión y el Castellón estando el rival en inferioridad numérica, ayer se repitió la historia en Villarreal y los de Eusebio cayeron ante un equipo que se quedó con diez a los cinco minutos empezar el encuentro.
Los fantasmas del descenso son cada vez más reales y la imagen del equipo, no solo en el terreno de juego, sino con los roces entre los propios futbolistas que ayer se repitieron al final del partido, invita a pensar en lo peor. Es momento de buscar soluciones urgentes para no convertir el desenlace en un drama.
El Celta no navega ni cuando el viento sopla a favor, como ocurrió ayer en Villarreal con la expulsión del defensa central del equipo local Catalá, por decirle algo al asistente de banda.
El Celta también tuvo a las primeras de cambio un contratiempo con la lesión de Papadopoulos, que pidió el campo a los doce minutos de juego. En su lugar entró Joselu. Con todos estos incidentes no se empezó a ver un poco de fútbol hasta pasado el cuarto de hora de encuentro.
El Celta jugó con la idea de achicar espacios, con una defensa muy adelantada y el tridente ofensivo presionando la salida de la pelota.
Lo lógico era que el Celta, con su superioridad numérica, cogiese la manija, y lo hizo pero para mover la pelota sin ninguna profundidad, con un ataque muy estático. En cambio el Villarreal contragolpeaba con velocidad y daba sensación de peligro, obligando a los defensas célticos a frenarles con faltas. En una de ellas realizaron su primer tiro en un cabezazo de Kiko que se fue desviado.
Fue un minuto después de que Danilo, tras pase de Dani Abalo tuviese la primera aproximación viguesa al área, pero el meta local se anticipó y desbarató la acción.
Danilo falla ante el portero
El partido fue ganando ritmo a medida que se precipitaba hacia el intermedio. Por la banda izquierda Danilo y Roberto Lago se entendieron bien para generar una buena combinación que finalizó con un pase de la muerte del lateral que despejó Carlos Tomás cuando ya estaba Joselu con la caña preparada.
Pero la ocasión más clara la desperdició Danilo cuando después de ganar en velocidad a su marcador estrelló su remate contra el cuerpo del meta Juan Carlos en el uno contra uno.
Estas acciones despertaron a los vigueses que jugaban sus mejores minutos. A balón parada creaban peligro por alto con sendos cabezazos de Joselu y Túñez que se fueron desviados por muy poquito. El Celta entraba bien con bandas con las incursiones de Abalo y Danilo. Pero se fueron al descanso sin aprovechar sus ocasiones.
El guión siguió el mismo desarrollo en la segunda mitad. El Celta tuvo la posesión y con paciencia fue creando ocasiones, pero ahí faltaba lo de siempre, la capacidad de rematar. Trashorras falló primero a pase de Abalo y posteriormente Danilo, tras una buena acción erró en el tiro a puerta cuando ya había hecho la más difícil.
Eusebio se quedó sin otra bala al tener que sustituir a Noguerol por unas molestias y dar entrada a Sergio Ortega. La que le quedaba la agotó sin demora cuando faltaban más de veinte minutos para el final, al sacar del campo al desafortunado Danilo para dar entrada a Iago Aspas.
Los minutos se consumían a un ritmo vertiginoso para los intereses de un Celta que se fue bloqueando tras un ajuste táctico del técnico local. Trashorras estaba impreciso en sus pases y el dominio territorial no se traducía en llegadas claras al área.
En cambio el Villarreal B, sin crear tampoco ocasiones, daba miedo cada vez que recibía Jefferson Montero y la armaba, aunque la defensa estaba atenta para evitar el último pase. Pero tanto insistió el ecuatoriano que acabó aprovechándose del único fallo, garrafal, de la zaga, para quitarle al Celta hasta el botín mínimo.
Este gol provocó un espectáculo bochornoso con Yoel recriminando a Trashorras que no corriese.