El Celta no estropeó la fiesta del ascenso realista

x. r. c. REDACCIÓN/LA VOZ.

VIGO

Después de un buen primer tiempo vigués, un penalti decantó el partido y el ascenso para los donostiarras

14 jun 2010 . Actualizado a las 10:49 h.

El Celta mantuvo el tipo en la primera mitad en Anoeta, pero tras encajar el primer gol en el arranque del segundo acto se acabó la resistencia. Como estaba escrito, ascendió la Real Sociedad. Tres años después el compañero de penurias del conjunto vigués le enseña el camino a un equipo que al menos le queda un cuarto curso consecutivo en Segunda. Ayer cumplió su papel. Dio la cara pero no estropeó la fiesta donostiarra.

Falcón no quería un Celta de chirigota, y el equipo le hizo caso al capitán en el primer tiempo. Salvo en el arreón inicial, el Celta llevó el control del partido. Tocando el balón y sin profundidad. Volviendo a sus orígenes ahora que el equipo está salvado y que Eusebio ya ha comenzado a hacer la maletas. Aún así, la ocasión más clara de todo el primer tiempo fue viguesa y tuvo en Michu a su protagonista. El ovetense recibió en el costado izquierdo del balcón del área y sacó un zurdazo que se estrelló con virulencia en el larguero. Marcarlo hubiese sido todo un palo para el atacado colectivo de Martín Lasarte.

El golpeo fue mucho más que todo lo que puso la Real en ataque. Salió envalentonado a marcar territorio, especialmente en el costado izquierdo con Greizmann atacando a Mallo, pero enseguida plegó velar para dormitar el partido. Tan solo en una sucesión de tres córneres consecutivos transmitieron cierta sensación de peligro.

La segunda mitad tenía la misma pinta, de hecho comenzó con una visita de Iago Aspas a la línea de fondo, hasta que el colegiado pitó un dudoso penalti de Túñez por caída de Griezman dentro del área. Xabi Prieto, con repetición incluida, superó a Falcón y en plena celebración se lesionó. En esta ocasión el gaditano no pudo aumentar su aureola de parapenaltis. El capitán realista no le dio ninguna opción.

Poco después, llegó el segundo para sentenciar por completo. Fue Túñez quien se quedó enganchado anulando el fuera de juego de Carlos Bueno, y el donostiarra marcó de cabeza sin ninguna clase de oposición. Estaba solo a un par de metros del portero celeste.

Sin respuesta

No hubo capacidad de reacción. Papadopoulos pudo acortar distancias en un cabezazo franco que demostró que lo suyo no es el gol. Estaba solo en la boca del área pero cabezó a las nubes. Es un nueve currante, pero de secano.

Y con el partido perdido, al Celta le aumentaron los problemas en clave de lesiones. Sergio Ortega, que volvía a jugar como titular diez meses después, salió del campo tocado y con los tres cambios realizados Hugo Mallo recibió un golpe que hacía temer lo peor. No pasó a mayores.

Con la Real en el campo celebrando el ascenso y el título los vigueses se retiraron a sus aposentos. Todavía no pueden irse de vacaciones, porque el fin de semana cerrarán el curso en Balaídos ejerciendo de jueces del descenso. El Huesca se la juega.