El Celta B emula al primer equipo y aprovechó su estado de gracia para vencer por primera vez en Pasarón al Pontevedra y para continuar encabezando la tabla de Segunda División B. Un único gol marcado por Pillado fue suficiente para sumar los tres puntos, aunque el resultado pudo ser más claro si los celestes aprovechan sus oportunidades.
Este resultado fue una herida mortal para los granates, y más en concreto para su entrenador. El futuro de Ángel Viadero en el Pontevedra pende de un hilo y nada sería de extrañar que fuera destituido. La pañolada con la que despidieron los aficionados a los jugadores podría pesar mucho en la decisión que vaya a adoptar el consejo de administración del club.
El técnico cántabro no sorprendió y realizó cambios en el once titular, mientras que en el Celta B Milo Abelleira apostaba por dar continuidad a los jugadores que tan bien están rindiendo, con la novedad de que el delantero en esta ocasión fue Kech el delantero centro, dando entrada en el once inicial a Jota.
La primera mitad fue sosa, insulsa y con escasas ocasiones de gol. El Pontevedra salió entero y trató de llevar la iniciativa ante un Celta B que se mantuvo a la expectativa. No obstante, fue incapaz de generar peligro hasta que Rubén Reyes probó fortuna con un libre directo que se marchó por encima del larguero.
A partir de ahí, nada de nada. Los de Ángel Viadero se fueron desinflando y los celestes percibieron que se aproximaba el momento de dar el zarpazo. El equipo vigués demostró su condición de líder al aprovechar su primera y única llegada para poner al Pontevedra al borde de un ataque de nervios.
Fue una acción personal del jugador celeste más en forma, Mateo, que estrelló un zurdazo desde fuera del área en el palo, y Pillado cogió el rechace para marcar ante la pasividad de toda la defensa local.
En la segunda mitad los granates no dieron en ningún momento sensación de poner en problemas a un Celta B muy ordenado y que salía con peligro al contragolpe. A un cuarto de hora del final en una acción individual de Jota, que se coló hasta la cocina para poner a prueba los reflejos de Orlando Quintana.
El filial tuvo la sentencia a ocho minutos del final con un tiro de Benja que se estrelló en el portero cuando lo más fácil era batir al meta rival.
El Pontevedra tuvo su opción en la prolongación, pero Ibán Espadas no acertó ante Sergio y los puntos volaron para Vigo.