El astillero Factoría Naval de Marín, del que dependen muchas auxiliares de Vigo y que está en concurso de acreedores desde el pasado junio, vuelve a verle las orejas al lobo de la crisis al entregar ayer el primer X BOW (C-159) a la casa armadora Esvagt. La salida de este sísmico rumbo a Dinamarca y el inminente traslado del C-160 al astillero Armón, de Vigo, dejan el Puerto de Marín a medio gas. El astillero dirigido por Juan Rózpide firmó ayer el finiquito del primer barco y lo entrega más de un año y medio después de lo pactado en el primer contrato entre Esvagt y Factoría Naval. Los sindicatos alertan de que el fin del C-159, presupuestado en 50 millones de euros, confirma lo que advirtieron el pasado verano cuando pedían soluciones a largo plazo.