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«Siento una fuerza en la mano que la empuja hacia el suelo»

Xulio Vázquez VIGO / LA VOZ

VIGO

Dice que, cuanto más se le mueve el péndulo, mejor es el manantial

13 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Hay gente que intuye lo que los ojos no ven. Es como si convirtiesen una simple rama en una varita mágica. Lo cierto es que no solo son capaces de encontrar agua subterránea, sino que dan con el manantial. Es una práctica ancestral que ya realizaban con mucho éxito los egipcios. A estas personas que consiguen detectar corrientes de agua se las denomina zahoríes. Para algunos, sus poderes obedecen a razones psicológicas, mientras que otros consideran que se trata de una habilidad explicable. Pero la ciencia tampoco se pone de acuerdo e incluso deja la puerta abierta al azar. Aunque también hay quienes apuntan a una facultad supranormal. José Manuel Rodríguez Pereira (58 años) lleva más de media vida descubriendo pozos. «Si en vez de agua, fuese petróleo, sería más rico que los jeques árabes», bromea.

-¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo de zahorí?

-Muchos años, sobre 35. En los primeros veinte eran pozos que no se hacían con barrena, sino a pico y pala. Pero ahora llevo quince trabajando para Sondeos Nigrán.

-¿Cuándo le contrataron?

-Al dejar de hacer los pozos artesanos anchos, esta empresa se hizo con nuestra patente y me contrató.

-¿Cuál es su cometido?

-Yo me limitó a marcar donde está el agua para que puedan perforar.

-Parece un trabajo fácil.

-(Risas). Sí, parece sencillo, pero hay que acertar.

-¿Dónde está la dificultad?

-En que es preciso dar exactamente con el manantial.

-¿Qué método utiliza?

-Uso un péndulo, porque considero que es más certero, pero también he empleado una rama en forma de horquilla de madera de sauce. Cuando hacíamos aquellos pozos anchos, incluso calculábamos la profundidad. Echábamos unas pesetas de cobre al suelo y el péndulo dejaba de moverse, se paraba.

-¿Cómo hace con el péndulo?

-Es como si fuese una peonza. Hay que llevarlo en la mano colgando de una cadena. Hay quien cree que soy yo mismo quien lo hace mover, pero solo oscila si topa el agua. Cuento más se mueva es señal de que hay un mayor manantial.

-¿Y en qué momento descubrió que tenía esa facultad?

-Ya la tenían mis padres y yo también la heredé.

-¿Lo puede hacer cualquiera o se necesita un don especial?

-Hay personas a las que no les baila el péndulo por más que se empeñen, se le queda quieto.

-Entonces, ¿no se le mueve a cualquiera?

-No sé a que se debe, pero a mí se me mueve. Aunque haya gente mirando, no me influye para nada, nunca me pongo nervioso. Yo siento una fuerza en la mano, que la empuja hacia el suelo.

-¿Necesita mucho tiempo?

-Sobre un par de horas, porque hay que marcar bien el punto en concreto.

-¿Cuál es el proceso que sigue?

-Cuando alguien quiere hacer un pozo, yo recorro la finca con el péndulo y fijo el punto exacto para que luego puedan excavar y llegar al manantial. Porque agua puede haberla en cualquier parte, pero hay que localizar justo donde brota.

-¿Se orienta hacia algún punto cardinal en concreto?

-Sí, siempre hacia el sol naciente. Es lo primero en que me fijo cuando entro en una finca. Hay gente que no cree en eso, pero ese así. También es preciso tener en cuenta que el agua siempre va hacia las vaguadas.

-¿Y cuándo utilizaba una rama de madera?

-Es una horquilla de sauce, voy caminando con ella en las manos y, al detectar el manantial, la punta de la varilla vira hacia abajo.

-¿Están bien pagados los zahoríes?

-A mí me pagan bastante bien, pero en este momento se hacen muchos menos pozos, debido al parón en la construcción.

-Antes de la crisis económica, ¿cuántos pozos hacían?

-No se daba hecho. Hacíamos sobre 30 al mes, es decir uno diario. Pero descendieron a una tercera parte.

-¿Cuál fue el más profundo?

-Uno de 55 metros en Baredo, pero también hemos encontrado agua a solo diez metros, además son fuentes que empiezan a manar y no hay quien las pare. Ahora se hacen todos con una sonda perforadora, de unos 20 o 30 centímetros de diámetro, mientras que los que hacíamos a pico y pala tenían un metro o casi dos de ancho, incluso usábamos cartuchos de dinamita si dábamos con roca dura. Con alguno de 30 metros de profundidad, nos llevaba hasta medio año hacerlo.

-¿Algún percance?

-En un pozo, cuando usábamos cartuchos de dinamita, escapé por los pelos de la explosión. Pude contarlo de milagro.

José Manuel Rodríguez Pereira

Tomiño

Sondeos Nigrán (calle Manuel G. Prado de A Ramallosa)

Utiliza una sonda perforadora que puede llegar a los 300 metros de profundidad.

Cobra 30 euros por metro, con un plus de 18 euros si es tierra blanda. Al zahorí le paga sobre 20 euros por manantial. Garantiza 20.000 litros agua por día.