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«Estoy orgulloso de haber salvado vidas»

María jesús fuente soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO

Participó en el rescate de veintiún náufragos y trasladó a la princesa de Asturias en su barco

09 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Empezó a trabajar en la ría con catorce años y desde entonces no la ha perdido de vista ni un minuto. Por eso, el rincón de Julio Alonso es la playa de Coruxo que le vio nacer y por eso su memoria camina pareja a los hechos ocurridos en la mar, que relata paso a paso.

Con 19 años recién cumplidos participó en el salvamento del Marbel, una embarcación que naufragó en 1977 con 35 personas a bordo. El Carolo, el barco de su padre, le bastó para rescatar a nueve supervivientes y numerosos cadáveres.

Un año después volvió a participar en otro rescate, el de los tripulantes del Mar Doce. Para ello Julio Alonso no dudó en lanzarse al agua ayudado de nuevo por la misma embarcación, a la que permaneció amarrado. Fue condecorado con la cruz al mérito social marítimo y con la de salvamento de náufragos, entre otros reconocimientos.

Ese mismo año la ciudad otorgó la V de oro de Vigo a la tripulación del Carolo, en el que faenaba con su padre, su hermano mayor y otro chico. Había salvado a 21 tripulantes.

Amenaza

Julio no tardaría en sufrir en propia carne la amenaza del mar. El 20 de enero de 1982 se fue a pique con su barco. El y los otros tres tripulantes fueron rescatados cuatro horas más tarde a punto de sufrir hipotermia. «Nos salvamos por los pelos, la gente de mar estamos hechos de otra pasta, si nos falta el mar, nos falta algo», comenta.

Pese a ello, nunca pensó en abandonar. «Casi palmamos, nunca tuve tiempo de pensar en dejarlo; el mar lo llevamos dentro y tener un accidente entra en nuestras previsiones».

Y es que la vida de Julio Alonso no se ha desligado ni un solo momento de la ría, a la que ha defendido en más de una ocasión de los vertidos, hasta el punto de denunciar a los políticos locales por contaminación.

En el 2000 entró a formar parte de la Cofradía de Pescadores de Vigo como vicepatrón y dos años más tarde, en plena crisis del Prestige, fue llamado por el Gobierno francés con otro dos compañeros para enseñar a recoger chapapote en aquel país. Ello le llevó a tener una actuación destacada y a recibir nuevos agradecimientos.

Fue también con motivo del Prestige cuando transportó en su barco a la princesa Letizia durante la elaboración de un reportaje.

En el 2003 la Cofradía de Pescadores de Vigo recibió el nombramiento de Vigués Distinguido, lo que ha hecho de este marinero uno de los pocos, sino el único, que cuenta con la doble distinción, al estar en posesión de la V de oro. En junio hará un año que ocupa la presidencia de la cofradía, tras abandonarla por problemas su compañero Tizón.

Primer barco

Que siempre le gustó buscarse la vida lo demuestra el hecho de que al regresar del servicio militar, con apenas 20 años, se comprara la primera embarcación de acero de pequeñas dimensiones (14 metros) existente en la ría, a la que llamaría Alba María Alonso.

Primero empezó con las nasas y el pulpo. Luego, en los noventa, cambió al percebe, al que todavía se dedica, aunque admite que los tiempos no están para florituras por el descenso en las ventas y el incremento del precio del carburante. «Es de lo que vivo hasta que me jubile; no juego a la lotería, ni cubro quinielas, solo pido salud».

Hasta tal punto le apasiona el mar que no se desliga de él ni en vacaciones. «Me voy en barco hasta Salamanca, primero por mar hasta Oporto y luego por el río Tormes». Como no podía ser menos, come pescado todos los días. «No soy de carne, soy de pescado y marisco».

La mayor satisfacción que le ha reportado su trabajo ha sido salvar vidas. «Es algo que no se puede explicar, te hace crecer como persona y sentirte orgulloso». Califica sus cuatro años como concejal como una experiencia rica que le permitió ayudar a personas que ni conocía.