Practica Travesía

VIGO

13 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Francisco Fernández del Riego decía que lo que más le asombró de la ciudad, cuando llegó en su juventud, fue que existiese una Hermandad de Hijos de Vigo. Tan pocos vigueses de cuna había, que algunos se vieron en la obligación de asociarse, por no desmerecer ante el Círculo Ourensán o el Centro Extremeño, por poner dos ejemplos.

Hasta su disolución, Hijos de Vigo tuvo una intensa vida pública, con la instalación de placas como la que rinde homenaje al Teniente Almeida, en el Casco Vello, o la que luce en la verja que rodea al olivo del Paseo de Alfonso, donde prometen «Amor, lealtad y abnegación por la ciudad amada».

Suponemos a estos señores un tanto acomplejados, ante las sucesivas oleadas migratorias, queriendo reivindicarse, pero pidiendo perdón: «Somos pocos, pero somos de aquí».

Desaparecida la hermandad, aún los nacidos en Vigo estuvieron en minoría durante décadas. No fue hasta el censo de 1993 cuando los vigueses de cuna superaron a los foráneos en el padrón. Y, de los siete alcaldes que la ciudad tuvo en democracia, solo tres (Carlos Príncipe, Lois Castrillo y Ventura Pérez Mariño) vieron la primera luz junto a la ría que cantó Códax.

Producto de este fenómeno de aluvión, hoy ya normalizado, se registró un hecho insólito, que perdura sin que nadie repare en su absurdo: Una de las calles más pobladas de la ciudad se llama Travesía de Vigo.

En Zamora, no hay una calle Zamora, ni en Madrid existe la plaza de Madrid. Ningún callejón de Londres se llama Londres ni en Pontevedra encontraremos la calle Pontevedra. Pero en Vigo, ciudad asombrosa, una de sus principales arterias se llama como la ciudad misma.

Hay quien sostiene que la Travesía de Vigo responde, en realidad, a las leyes de la física cuántica. Y que, aunque la veamos aquí, sea en realidad una calle de Ourense, por ejemplo. Y de esta forma su nombre cobra sentido.

Para liar más las cosas, muchas calles que cruzan tan emblemático vial reciben nombres como Primera travesía de la travesía de Vigo, Segunda travesía de la travesía de Vigo y así casi hasta el infinito.

El nombre, por tanto, ha triunfado. Y nadie llama María do Carmo Kruckenberg a la glorieta de Travesía ni Gregorio Espino a la popular A Doblada, hasta el punto de que se han rendido a esta denominación el Sergas y la Consellería de Educación. El centro de salud y el colegio público se llaman así: A Doblada. Si no somos únicos, a veces lo parecemos.

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