Caballero recorta a la mitad su distancia con el PP, mientras a EU le faltaron 500 papeletas
24 may 2011 . Actualizado a las 11:25 h.Mayo del 2007. Corina Porro intenta por segunda vez convertirse en alcaldesa de la ciudad, algo que solo ha logrado tras la sangrienta ruptura de Ventura Pérez Mariño con el BNG. Pero solo consigue 13 de los 14 concejales necesarios a falta de 2.500 votos. Mayo del 2011, tercer intento de Porro y un resultado similar. De nuevo la cifra gafada de 13 concejales y habría necesitado otros 2.078 votos más para obtener el edil número 14.
En ambas ocasiones existen otros datos que hacen aún más agrios unos resultados que sobre el papel son una victoria pero en realidad constituyen una derrota. Hace ahora cuatro años Porro ocupaba la alcaldía tras la ruptura del pacto PSOE-BNG. Fue una etapa dura para los populares, gobernando en minoría, sin presupuestos y culminando la elaboración de un Plan Xeral. Pese a ello la entonces alcaldesa se asentó en el cargo y elevó notablemente el respaldo del PP, al pasar de los 10 ediles de Juan Corral a trece.
El 22-M Porro ya no era alcaldesa. Aspiraba al cargo tras ejercer la presidencia de la Autoridad Portuaria. Esta vez, si cabe, tenía el puesto de regidora todavía más al alcance de la mano debido al batacazo generalizada que se preveía - y que luego se confirmó- para el socialismo. Pese a este panorama alentador, el resultado fue el que fue, ante la incredulidad de los dirigentes populares: 61.616 votos, con casi dos puntos porcentuales menos que en el 2007.
En este crujir de dientes, el PP tiene también con quien compartir su desazón. Dentro de los partidos con representación en el Ayuntamiento de Vigo, en el Bloque atraviesan también un momento sumamente delicado. En el campo extramunicipal la decepción en el seno de Esquerda Unida es también de enormes proporciones. Los esquerdistas han crecido en toda España y también en Galicia al rebufo del batacazo socialista, pero en Vigo les faltaron menos de 500 votos para obtener la ansiada representación, la barrera entre el ser o el no ser.
Un paso por la izquierda
Precisamente esta subida de Esquerda Unida es considerada en el Bloque Nacionalista Galego uno de los motivos de sus magros resultados. Los de Rubén Pérez subieron en Vigo algo más de 4.000 votos sobre los 2.400 de hace cuatro años. Sus 6.588 son un enorme caudal (el 4,53%) de sufragios que se quedarán sin representación. La ley electoral impide a las candidaturas que obtienen menos del 5% acceder a la corporación. Sin esa barrera, tendrían un representante. En cualquier caso, su triunfo no hubiera tenido consecuencias para el futuro gobierno, ya que le habría arrebatado un escaño al PSOE de Abel Caballero. Y Rubén Pérez ya habían prometido evitar que gobernase la derecha.
No son los únicos que han crecido. Entre los votos nulos y en blanco sumaron 7.239 personas que acudieron al colegio electoral para mostrar su descontento. Tanto los 4.101 votos en blanco como los 3.138 nulos -aparecieron sobres con papel higiénico o con pegatinas- marcan el récord histórico en las municipales de Vigo.
Los socialistas se frotan las manos. Han conseguido reducir a prácticamente la mitad la distancia que los separaba del primer partido local, el PP. En el 2007 un margen abismal de casi quince puntos alejaba a ambos partidos mientras que el 22-M se ha quedado en algo menos del 8%. Tanto han acortado, que en el PSOE han empezado a considerar factible a medio plazo -y más con la crisis del PP- lo que hasta ahora era una sueño inimaginable: convertirse en el primer partido de la ciudad.
El retorno de los históricos
Y es que, a pesar de la crisis general del PSOE, en Vigo han recuperado a históricos militantes, de esos que mueven muchos votos. Durante una década estuvieron en la órbita de Manoel Soto, alcalde socialista entre 1979 y 1991, y concejal por candidaturas propias entre 1999 y el 2007.
Con la rentabilización del localismo de Caballero y de la extensión de las obras, el PSOE obtuvo el domingo 50.045 votos, un 34,43%, retornando a parámetros de la década de los ochenta cuando era inimaginable que el Bloque fuera un partido de gobierno. Los socialistas triplican ahora a los nacionalistas, quienes, con 16.374 votos, ya ni se permite soñar con volver a ser, a corto plazo, el segundo partido de la ciudad y la alternativa al PP, que suma 61.616 apoyos.