En el solar de los 13 tanques de aceite está prevista una gran urbanización
03 jun 2011 . Actualizado a las 11:25 h.Una enorme cizalla que puede cortar con sus gigantescas tijeras a veinte metros de altura abre los cilindros. Como un abrelatas con un bote de tomate. Los antiguos depósitos de aceite situados en la calle Xulián Estévez, en el barrio de Guixar, se están convirtiendo en amasijos de hierro que se amontonan en una finca colindante a los antiguos terrenos de Reace.
A final de mes, el solar se convertirá en una superficie limpia y saneada, lista para ser edificada. Pero esta segunda fase dependerá de que se despejen las incertidumbres del mercado inmobiliario.
La reordenación urbanística de la zona está prevista en el Plan Xeral, pero la recesión económica puede ralentizar la conversión del solar en pisos.Los terrenos de Guixar son propiedad de la compañía aceitera de Tortosa, una empresa centenaria en el sector oleícola.
La firma asturiana Inversiones Redondo Miranda ha iniciado esta semana los trabajos de desmantelamiento de los tanques de aceite para transformarlos en chatarra. Los depósitos de hierro y los otros materiales férreos procedentes del antiguo centro logístico sumarán 200.000 kilos de metal, según estimaciones del responsable de la empresa. La venta generará un importante negocio. La cotización de un kilo de hierro oscila actualmente entre los 0,25 y los 0,70 euros.
El hierro será trasladado en transportes especiales hasta las empresas siderúrgicas de la ría de Bilbao, donde se procederá a su fundido y conversión en acero que se reutilizará «en la fabricación de coches o de baterías de cocina», señalaba ayer Gervasi Cuevas García, de la empresa Inversiones Redondo.
En total se van a trocear trece tanques. Diez de ellos tienen catorce metros de altura por otros catorce de diámetro. Los pequeños miden seis metros de alto por cinco de diámetro. Aunque llevan muchos años sin utilizarse todavía huelen a aceite. Los depósitos mayores podían almacenar cada uno dos millones ciento cincuenta y cinco mil cuarenta litros de aceite.
Los trabajos de desmontaje son laboriosos y se prolongarán a lo largo de veinte días, durante los cuales los vecinos de las casas más próximas tendrán algo de ruido y vibraciones. María del Carmen, una vecina que paseaba ayer a un bebé en un carrito, se quejaba de los temblores. «Sentimos las molestias que podemos causar a los vecinos por los trabajos», se disculpa Gervasio Cuevas Pero la mayoría de los habitantes de la zona están encantados con que se ponga fin a un foco de suciedad y de marginación, como lo corrobora otro residente del barrio, Lino Martínez Fernández, que señala que «afortunadamente van a llevarse los depósitos de ahí».
Retirada
Los operarios han tenido que retirar del interior de uno de los depósito colchones que eran utilizados por indigentes toxicómanos para consumir drogas y pernoctar.
La maleza y suciedad habían convertido a la zona en un nido de ratas, según atestiguaban ayer personas que estaban mirando con satisfacción los trabajos de desmontaje de los depósitos. La mayoría de los habitantes del barrio llevaban muchos años contemplando cómo su entorno se iba degradando sin que se pusiesen en marcha los ansiados proyectos de creación de viviendas y de un nuevo parque.
«El hierro será trasladado a Bilbao en transportes especiales para su venta a las siderurgias»
Gervasio Cuevas