Bañistas entre el sol y la lectura

maría rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO

La novela es el género más leído entre vigueses, aunque también hay espacio en el bolso playero para las revistas y los periódicos

26 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«A la gente le gusta ir a la playa, pero a mí lo que me gusta es leer en la playa». Así de rotunda se muestra Esperanza Hernández en el arenal de O Vao. Mientras, sostiene un ejemplar de Hotel Almirante, novela de Marta Rivera de la Cruz, a la que volverá sus ojos en breve. Es de esos lectores que, aunque no muy abundantes en número en las playas viguesas, sí disfrutan de un día de sol junto al mar en compañía de un buen libro. Las vistas a la ría, Cangas, Moaña y Cíes, combinadas con esta lectura hace de esas horas su «momento perfecto».

Su marido José Eladio también disfruta leyendo en la playa, y cada verano rinde homenaje a un escritor distinto: «El año pasado tocó Saramago, este verano los elegidos son [el francés Louis Ferdinand] Céline, por el 50 aniversario de su muerte y [el mindoniense Álvaro] Cunqueiro», del que se cumplen 100 años de su nacimiento y 30 desde que murió. Viaje al fin de la noche es la obra elegida por José para honrar al francés. Aun así, ya tiene en mente leer Merlín e familia y As crónicas del sochantre, ambas del gallego, aunque para empezar con ellas deberán pasar unas cuantas horas de playa.

Cristina Díaz prefiere las «novelillas de verano»: «Me refiero a novelas de fácil lectura, cómodas de llevar y no muy gruesas, que te entretenga en la arena cuando, como yo, vienes sola a la playa. Su elección es El aroma de tu aliento, de Melissa Panarello. «Es como un diario de obsesiones, te engancha desde el principio», apunta.

Algo más inesperado que la muerte, de Elvira Lindo, es el libro que ameniza el día en Samil a María Juanes. «Aquí leo siempre, aunque otro tipo de obras, más bien novelas fáciles, pero de autores con notoriedad, como Lindo», comenta.

Miguel Delibes también está presente en las playas viguesas. El escritor vallisoletano vuelve a revivir en las páginas de La sombra del ciprés es alargada, con las que disfruta Francisco Javier Rodríguez: «Yo suelo leer de todo en la playa, aunque me decanto más por la narrativa histórica. Comprendo que la gente prefiera leer en otro sitio, el sol es muy molesto y si no previenes y te quedas prendado del libro... ¡puedes acabar achicharrado!», asegura.

Hueco para revistas

No solo las novelas tienen espacio en los bolsos playeros. La lectura de revistas y periódicos cambia su ubicación en verano. De los sofás de casa pasan a las sillas de playa. «Traigo revistas, que necesitan menos concentración para leerlas y lo puedes hacer mientras escuchas música», explica Raquel Míguez. En casa es más lectora de biografías o de novelas románticas, como la saga del escritor italiano Federico Moccia.

Para otros la decisión de qué leer depende del tiempo. «Hoy preferí la revista. Dejé el libro en casa. No sabía que hacía día de playa», confiesa Marga Basáñez, a quien al regreso le espera El buen alemán, de Joseph Kanon, pero que de momento disfruta de un día playero sin que la tecnología haya llegado aún a la arena en formato iPad.