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¿Alameda, plaza de Compostela o Alameda de Compostela?

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Vigo decidió el cambio de nombre como muestra de amistad con Santiago

08 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El domingo 13 de octubre de 1935, la ciudad de Vigo vivió el Día de Compostela, una emotiva jornada de hermanamiento de las dos ciudades gallegas, que tuvo como principal acto el cambio de nombre de la Alameda. La corporación presidida por Emilio Salgado Urtiaga había decidido, en sesión plenaria, otorgarle al céntrico parque el nombre de Plaza de Compostela.

La jornada fue preparada por el Ayuntamiento, que contó con la colaboración del Centro Compostelano de Vigo. Los organizadores invitaron a la corporación y otras instituciones santiaguesas, como la universidad. En los días previos se sucedieron los mensajes de cariño entre las dos urbes gallegas. «Santiago, que no repara en sacrificios cuando se trata de demostrar este cariño que a su vez siente por Vigo...», decían desde la ciudad del Apóstol. «Los lazos de amistad con Compostela se reforzarán con los actos de estos días», se contestaba desde las orillas del Atlántico.

Antes de las doce de la mañana del 13 de octubre llegaba a la estación de ferrocarril de Vigo un tren especial ocupado por cientos de santiagueses. Junto a los vigueses, que acudieron a recibirlos, formaron una manifestación que recorrió las calles García Hernández (Urzaiz), Galán (Príncipe) y Puerta del Sol para concluir en la casa consistorial. Tras ser recibidos oficialmente por el alcalde, la manifestación, encabezada por las bandas de música de Vigo y Compostela, se dirigió a la Alameda.

Emilio Salgado Urtiaga descubrió la artística lápida que hoy en día se puede ver cerca de la esquina con la calle de García Olloqui. No lejos de allí, en el Hotel Continental, tuvo lugar el convite, en el que se dijo que Vigo era una ciudad hecha a sí misma que había logrado recibir a barcos de todo el mundo, cuyos turistas enviaba a Santiago de Compostela. «Vosotros sabéis bien que hemos sido los primeros en llevaros esos contingentes de turistas que aquí arriban a admirar vuestras sin igual bellezas arquitectónicas», afirmó el alcalde vigués. «Levanto mi copa por la prosperidad de la ciudad hermana y por la salud de sus dignísimos representantes», le contestó el regidor compostelano.

Tras los postres, la expedición santiaguesa, acompañados por sus anfitriones, acudieron al Castro desde donde admiraron el espléndido panorama.

Inauguración de Castrelos

Aunque oficialmente, el Museo Municipal Quiñones se inauguró en 1937, aquel Día de Compostela en Vigo se abrió al público «las salas de arte del museo, en las que hay instalados varios cuadros», se podía leer en El Pueblo Gallego.

Unas semanas antes, Sánchez Cantón, presidente del Patronato del Museo de Castrelos, lograba, con el apoyo del arquitecto Antonio Palacios, que la dirección del Museo del Prado cediese dieciocho cuadros de sus fondos para ser expuesto en sus salas.

También se podía leer en el diario de Manuel Portela Valladares que la visita a Castrelos conllevó la inauguración del busto del marqués de Alcedo, que en la actualidad recibe a todas las personas que cruzan el umbral del palacio. La obra había sido esculpida por el gallego Santiago Bonome algún tiempo antes.

El Ayuntamiento de Vigo ofreció un té a sus invitados en el pazo de Castrelos «muy bien servido por el Savoy». A las nueve de la noche partía de la estación el tren especial que devolvía a Santiago a la expedición compostelana.

eran otros tiempos octubre de 1935