1 El colega Gerardo González Martín ha vuelto a hurgar en la historia cercana de la ciudad para descubrirnos en forma de libro a uno de esos personajes que tanto le gustan, no necesariamente de primera página pero sí imprescindibles en el devenir local. El principal protagonista de su último ejercicio de viguismo es Handicap (Manuel de Castro en su carné de identidad), artífice de la creación del Real Club Celta hace 88 años.
Esta circunstancia le permite a Gerardo aprovechar para contar cuándo y dónde nació el fútbol vigués (en 1985, en el Malecón y con acento inglés), así como para detenerse en docenas de nombres propios vinculados a dicho deporte desde finales del XIX y hasta mediados del XX.
Seguro que muchos de los asiduos de Balaídos (desde luego los más jóvenes), ignoran que el culpable de que disfruten (o sufran) cada semana en el campo con su equipo es el hombre cuyo monumento preside la plaza que hay frente al estadio. Manuel de Castro (1885-1944) vivió por y para el deporte en el más amplio sentido. Me entero leyendo el libro de Gerardo de que fue casi todo lo que se puede ser: jugador, árbitro, seleccionador (gallego y español), promotor y directivo.
Compaginaba precisamente la vicepresidencia del Real Vigo con su faceta de seleccionador nacional (en realidad, coseleccionador junto a Julián Ruete y José María Berraondo) cuando apostó por la fusión de su equipo con el Fortuna, el otro grande de la ciudad, entonces dirigido por Pepe Bar (padre del arquitecto Bar Boo). La tal fusión contó con el beneplácito de la Federación y en 1923 nacía el Celta.
Recuerda González Martín en su libro que no fue menor el papel de Handicap en la construcción del estadio de Balaídos, o en la presencia en la ciudad de las escuadras del Boca Juniors, la selección uruguaya o el Vasco de Gama, o en las visitas de Ricardo Zamora... El famoso portero dijo de él: «El día que azares de su vida privada háganle abandonar las lides del balón redondo, dejará tras sí un limpio historial y una imborrable huella de su labor a través de su época». Y eso es lo que cuenta Gerardo que pasó tras su prematura muerte a los 59 años.
La primera viguesa
2Fue Xián el que, por sorpresa (no le esperaban hasta el 15) tomó la delantera como primer vigués del año (12.30 horas). Curiosamente, Lucía, a la que sí se esperaba, llegó una hora más tarde (1.28) en el Hospital Xeral. Tres días tardó en llegar desde que el 28 empezó a llamar a la puerta, con las consiguientes ojeras de Iria Martínez y José Gutiérrez, sus padres, que no pegaron ojo en todo ese tiempo. Las puntuales contracciones cada cuarto de hora lo impedían. Parece que los nervios también les impedían comer. «Estoy a base de cafés y bebidas energéticas», afirmaba José. Eso sí, gracias al personal del Xeral -«la atención ha sido extraordinaria»-, pudo tomar las uvas a través de Internet. Felicidades.