Las huellas dactilares lo vinculan con un zulo en Navia

La Voz

VIGO

22 ene 2013 . Actualizado a las 07:10 h.

La Guardia Civil tenía vigilado a Telmo Varela y fue así como su pista les llevó hasta un zulo en el que presuntamente almacenaba material explosivo para la fabricación de artefactos incendiarios. Durante el juicio que se llevará a cabo durante al menos dos jornadas, se aportarán como prueba grabaciones de vídeo en las que el acusado aparece merodeando por la zona del barrio de Navia, cercana a su domicilio, en el que se localizó el zulo. Aún habría más pruebas para incriminar al exgrapo con este escondite, puesto que sus huellas dactilares habrían aparecido en uno de los botes en los que se guardaban las sustancias.

Los cócteles molotov que se emplearon para causar destrozos en la oficina del Inem de Coia eran más sofisticados de los que suelen utilizarse en los actos de violencia callejero. Eran los conocidos cócteles molotov de iniciación química, que suponen un paso más en la fabricación casera de artefactos explosivos. Consistían en sendas botellas de cristal cerradas que contenían en su interior una mezcla de gasolina y ácido sulfúrico. En el exterior llevaban adherido clorato potásico, sustancia explosiva de por sí, que al romperse las botellas al golpear contra el suelo reacciona con el ácido sulfúrico que va dentro de la botella y explota. De esta manera, no había que prender ninguna mecha, haciendo más cómodo su manejo, pero también más peligroso.

La Fiscalía ha aplicado en el caso de Telmo Varela la agravante de reincidencia. El histórico miembro del Grapo fue condenado por sentencia firme el 10 de mayo de 1994 por un delito de robo con homicidio a la pena de 12 años de cárcel, por un delito de homicidio a la pena de cuatro años de cárcel y por un delito de tenencia de armas a la pena de dos años y cuatro meses. El acusado permanece en prisión desde que fue detenido por la Guardia Civil en marzo de 2011.