Registran una variedad autóctona que procesan en aceite de alta gama
09 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Los olivos en pie más antiguos de Galicia están ubicados en Arbo y datan de 1796. La bióloga María Estévez guarda celosamente el secreto. Esta investigadora ha rastreado palmo a palmo la comunidad en busca de los árboles más antiguos y los ha encontrado en lugares como Arbo, Redondela, Quiroga, Monterrei y Lobios. Para hallar los ejemplares ha seguido el rastro toponímico. «En Galicia hay muchos pueblos y parroquias con el nombre de Oliveira o similares», explica Estévez.
Hace siglos toda Galicia estaba poblada de olivos. «Los trajeron los romanos a la Ribeira Sacara y los extendieron por toda la comunidad». El autóctono es diferente del de otras latitudes «El de aquí necesita mucha agua, no es como el andaluz. Es más pequeño, de tronco menos grueso y fruto pequeño. El aprovechamiento de la aceituna es de tan solo un 16 %», explica la bióloga.
En época de los Reyes Católicos los olivos fueron desapareciendo de Galicia porque tenían que pagar muchos impuestos, cuatro reales por árbol. Por eso fueron talándose y solo sobrevivieron en lugares recónditos de la Ribeira Sacra y en las sierras, donde escaparon del control de los funcionarios de la Hacienda Pública. También se mantuvieron en las proximidades de los templos porque a la Iglesia se la exoneró del pago del impuesto, ya que el aceite se empleaba en la elaboración de los santos óleos para administrar la unción de enfermos.
María Estévez se embarcó en la recuperación del olivo autóctono hace más de un lustro y después de encontrar los ejemplares centenarios se dio cuenta de que en algunos pueblos, como Quiroga, se usaban para elaborar aceite casero. «Me vendieron una botella por veinte euros», recuerda.
Después de estudiar las olivas se dio cuenta de que eran muy diferentes de otras que están muy extendidas en Galicia como la arbequina, la picual o la de origen griego, koroneiki y tras enviar las muestras al banco de germoplasma europeo de la Universidad de Córdoba, dependiente del Ministerio de Agricultura, certificaron que la variedad hallada en Galicia no estaba registrada. «La bautizamos como brava basándonos en textos antiguos, que hablan de que en Galicia hay aceitunas ?bravas, mansas e as de fora?».
«Estamos viendo que otras variedades de olivos dan problemas en Galicia. No prenden bien en el suelo y registran enfermedades. La nuestra se adapta al suelo y crece fácilmente. Se encuentra entre tojos y xestas y no sufre infecciones».
Con esta variedad, la bióloga María Estévez puso en marcha la producción de aceite virgen extra de alta gama Olei. La empresa produce 20.000 litros de este aceite premium al año. Medio litro cuesta 15 euros. Tienen una finca de 16 hectáreas en Xinzo de Limia y compran cosechas de aceitunas a agricultores que cultivan la variedad autóctona. El resultado es un aceite suave con 0,2 grado de acidez, sedoso en boca y un intenso retrogusto en garganta con matices herbáceos. Así se puso de relieve en la cata que tuvo lugar ayer en el centro de formación profesional A Granxa, de Ponteareas.