
Una pareja de Vigo se casó ayer en la isla, en la primera de las cuatro ceremonias previstas este año
08 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.A bordo de uno de los barcos de pasaje que unen Bueu con Ons y con la isla como fondo escénico, Silvana Canal Fernández (29 años y nacida en Ourense) y Sergio Trincado Freitas (34 años y nacido en Verín) realizaron sus votos ayer en la primera boda en barco de las cuatro que están previstas este año. Es una alternativa a las ceremonias civiles en el Concello y que poco a poco empieza a atraer a más parejas. Por lo pronto, todos los contrayentes de este año son de fuera de Bueu.
Silvana y Sergio son maestros y aunque nacieron en la única provincia gallega sin mar, hace años que residen en Vigo. Esta circunstancia ayudó a animarles a buscar un lugar diferente para su boda, fuera de las cuatro paredes de un salón de plenos o de un juzgado. «Elegimos Ons por algo obvio, el paisaje y la originalidad. Buscábamos una boda diferente, nos apetecía algo original, algo cerca del mar y la idea de hacerlo en Ons surgió en una conversación con unos amigos y nos lanzamos al asunto», relata Silvana al explicar qué les impulsó a la hora de elegir el lugar. Sergio es de la misma opinión: «Queríamos casarnos en un sitio distinto, lejos de las pompas de un restaurante». El novio admite sin embargo que al final «te va liando la gente» y la ceremonia aunque sencilla, no dejará de tener su protocolo.
El novio salió del puerto de Bueu con la mayoría de los invitados. La novia lo esperó en el puerto de Beluso y subió al barco en esa rada. Después, el barco se hizo a la mar y fondeó frente a Ons, donde el alcalde, el nacionalista Félix Juncal, presidió la lectura de los votos matrimoniales.
Descubriendo el lugar
El regidor es ya un experto en bodas en sitios inusuales. No es la primera ceremonia que realiza en un barco y en su haber están desde bodas en el pazo de Santa Cruz, en Bueu, a nupcias en la propia isla o en la playa de Agrelo.
Ninguno de los dos contrayentes conocía la isla antes de explorar la posibilidad de la boda en el barco. Sí habían estado en Cíes, pero la perla de la ría pontevedresa era una gran desconocida para los dos contrayentes y para la mayoría de los invitados. Y esto aumentó el interés por ella.
«La primera vez que fuimos, había poca gente, nos pareció estupenda, nos encantó y nos gustó muchísimo. Después regresamos para la prueba del menú, creo que en julio y agosto, y la impresión fue muy buena», indica Sergio.
Los recién casados señalaron que al principio temían que hubiese problemas con el papeleo -«a nivel administrativo nos costó algo»-, porque ninguno de los dos es vecino de Bueu, pero los obstáculos se salvaron, la colaboración del Concello fue buena y Sergio se mostró encantado con el buen desenlace de la iniciativa porque como él expresó, no todos los días hay una boda en un parque nacional.
El banquete fue en la propia isla y allí pernoctaron los recién casados y parte de los invitados