Una viguesa pone en marcha una campaña para sumar voluntarios que compren un regalo de Navidad al niño que se le asigne
05 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.En Vigo y su comarca se buscan elfos. Y no para acudir al cásting de una nueva versión de El señor de los anillos. No. Se trata de convertirse en un ser algo mágico, pero de una manera mucho más real y sin tener necesariamente las orejas tan afiladas como las del capitán Spock.
Cualquiera puede convertirse en una criatura mitológica si acepta formar parte de Elfos y Calcetines, una acción solidaria que nace con la intención de que no haya ni un solo niño sin regalo en Navidad.
Lala Dóniz es una joven que vive en Mos y que llevaba varios años colaborando con Reyes Magos de Verdad, una iniciativa parecida que encontró un día por casualidad por Internet y que se coordinaba desde Madrid para todo el país. «En el 2010 participé como colaboradora, comprando un regalo para un niño; en el 2011 contacté con las organizadoras y me ocupé de coordinar la campaña en la provincia de Pontevedra, y este año decidí liar a toda mi familia y amigos para hacerlo desde aquí directamente», cuenta.
Lala, que insiste en que no quiere ningún protagonismo en esta campaña y que no ha hecho más que poner en práctica una idea ajena. Pero ha puesto, efectivamente, a todo su círculo a colaborar en el plan. «Un primo mío me ayudó con la web, una amiga nos hizo el logo, mi marido también ayuda y el garaje de nuestra casa, que es bastante grande, servirá de almacén cuando lleguen los regalos», explica. La web www.elfosycalcetines.org (también en Facebook) es la puerta que da acceso a convertirse en elfo.
La página incluye un apartado en el que la persona que quiera participar (el elfo), rellene un formulario para que se le asigne un calcetín (un niño).
Para el colaborador será un chaval anónimo que se identificará con un código numérico, pero las cartas que recibirán será las de chiquillos reales que habrán escrito sus misivas solicitando dos o tres regalos a Papá Noel o a los Reyes Magos a través de varias instituciones que también participan. El elfo elige qué le compra. «Sus datos, nombre, e-mail y teléfono, se incluyen en un fichero privado que se destruye al acabar la campaña», asegura.
La coordinadora de esta iniciativa ya lleva un tiempo realizando las gestiones previas necesarias para que esto funcione. «El año pasado lo hicimos con Cáritas, con Aldeas infantiles y con Berce. Ahora ya he contactado con las dos primeras y lo estoy haciendo, además, con los servicios sociales de varios ayuntamientos. Lo único que les pedimos es que nos dejen poner su nombre en la web porque queremos que sea una campaña totalmente transparente».
Lala está entusiasmada con la idea porque le hace ilusión poder mediar para dar una alegría a unos cuantos niños. «Sé que no soluciono nada, pero quiero echar una mano», dice.
Elfos y Calcetines actúa como intermediaria, las oenegés recopilarán las cartas (sin datos personales), se las harán llegar y desde allí asignarán una carta a cada voluntario. Después, los voluntarios entregarán el regalo a Elfos y Calcetines y ellos se lo harán llegar a las oenegés, que los entregarán a las familias.
El registro de elfos se abrió ayer. Cuantos más, mejor.