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Crece el apoyo a Ana María y las administraciones no reaccionan

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M. MORALEJO

Una vecina de Boiro ofrece su casa a la viguesa para pasar las vacaciones

09 nov 2013 . Actualizado a las 14:03 h.

Si algo confirma el caso de Ana María Barcia, la viguesa que no puede salir de casa en silla de ruedas por falta de accesos, es que la capacidad de reacción ante la adversidad no es el fuerte de las administraciones públicas. Su caso se está convirtiendo en símbolo de inoperancia al no ser capaces de ofrecerle un piso con alquiler barato, lo único que necesita para llevar mejor la distrofia muscular que padece.

Mientras que Concello y Xunta dan largas a la solución, las asociaciones gallegas relacionadas con discapacidades hablan de vergüenza, igual que lo hacen numerosos ciudadanos en las redes sociales, en las que le transmiten su apoyo.

A la invitación de livingirona.com para que Ana María, su hermano y una cuidadora pasen una semana de vacaciones en un apartamento adaptado de Gerona, se sumó ayer la de una vecina del municipio coruñés de Boiro. «Se me ocurrió porque lo leí en La Voz y me dio pena la situación de la chica. En mi piso, que está vacío, puede entrar con silla de ruedas desde el garaje y desde la entrada del edificio, que tiene ascensor», comenta Ángeles Valiño. La oferta es por un mes en cualquier época del año, le permite acudir acompañada de familia y desplazarse hasta la playa de Barraña.

No es la primera vez que la vecina de Boiro se presta a ayudar a los demás, es socia de una oenegé y sabe bien lo que hay. «Me parece sangrante que ocurra esto en los días en que estamos con muchos adelantos; hay mucha gente que piensa que no puede ayudar y sí que puede. Los recortes siempre empiezan por los más débiles y algunas personas lo pasan mal», comenta Ángeles Valiño.

La rápida respuesta de la ciudadanía y de la iniciativa privada contrasta con la de las administraciones local y autonómica. Al salir a la luz el «encierro» de Ana María en casa por carecer de ascensor y no poder salvar veinte escalones muy empinados, lo único que han hecho es darle largas.

En el caso del Concello, el alcalde aconsejó a través de una rueda de prensa que la vecina se pusiera en contacto con el departamento de Bienestar Social para estudiar su caso «inmediatamente». Tras hablar Ana María con la concejala, esta le aseguró que una trabajadora social se pondría en contacto con ella, algo que en toda la semana no se ha producido. No menos alentadora ha sido la reacción de la Xunta. Desde la Consellería de Traballo e Benestar informaron ayer que una persona de Cogami (Confederación Gallega de Personas con Discapacidad) se pondría en contacto con la vecina viguesa para prestarle asesoramiento en nombre de la Xunta. El paso siguiente será estudiar las posibilidades.

Pese a su situación, Ana María Barcia no se ha quedado cruzada de brazos en el tiempo que lleva en la silla de ruedas. Hace unos siete años se dirigió al Concello y la respuesta fue que no había nada. Repitió la operación hace un año y lo único que consiguió fue la callada por respuesta. Hace tres años solicitó un piso en alquiler y en el sorteo no resultó agraciada.