Los socialistas no se atrevieron en el pleno de ayer a boicotear a la concejala del PP Teresa Cendón
09 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La amenaza pública de marcharse cuando interviniera la concejala del PP Teresa Cendón se quedó en eso, en una amenaza. Llegado el momento, los ediles del PSOE permanecieron en su sitio y evitaron cualquier referencia al motivo de este enfrentamiento. Crecida, la edila volvió a meter el dedo en la llaga: «Si estuvieran fuera podrían dar una rueda de prensa para explicar el enchufismo».
Los socialistas consideraron insoportable la imagen de un gobierno municipal abandonando un pleno en protesta por la intervención de una concejala de la oposición. Llegados a esta conclusión no les quedó otro remedio que dejar a los pies de los caballos al segundo teniente de alcalde, Carlos Font, quien el 25 de noviembre envió un comunicado anunciando el boicot.
Tras el calentón de aquel momento, Caballero decidió ahora que abandonar el salón de sesiones y repetirlo en el futuro era recordar el motivo del enfado con el PP y con esta concejala. Y la causa no es precisamente un asunto agradable para el alcalde ya que la edila le acusó de enchufismo y amiguismo en el Concello, haciéndose eco de unas imputaciones previas del exalcalde socialista Carlos Príncipe.
Tomada la decisión de dar marcha atrás, al gobierno no le quedó otra que dejar pasar el mal trago y confiar en que este conflicto se olvide cuanto antes. Cendón intentó evitarlo al recordar que estaba en una lista negra, por si en la bancada del gobierno se habían olvidado.
Muy posiblemente ella fue la primera sorprendida, pues en el PP pensaban que el boicot podía ir adelante. Pese a ello, en el grupo se decidió que no había otra opción que aceptar el envite de Caballero y mantener el pulso. En caso contrario habrían dado una imagen de debilidad ante un gobierno que les recriminó sus críticas por contratar a familiares y correligionarios.
Pese al revés que supone este patinazo público, Caballero ha conseguido que las denuncias se hayan diluido con el paso del tiempo, posiblemente por tratarse de unas acusaciones más éticas y estéticas que de incumplimiento de normas legales.
Lo que en su momento denunció Príncipe es que en el Concello ahora y antes en la Autoridad, cuando estaba al frente Abel Caballero, se produjeron contrataciones de personas próximas al PSOE. Estas denuncias provocaron reclamaciones de la oposición para que el alcalde diera explicaciones, demandas que no fueron atendidas. Muy al contrario, y también por boca de Carlos Font, se dio un argumento único: «Si alguien cree que ha existido algún actuación ilegal debe acudir a los tribunales de justicia».
Por tanto, se dejaban fuera de foco las vertientes políticas y éticas de un asunto tan vidrioso, pero lo cierto es que la oposición tampoco presionó en exceso. En esa fase del proceso llegó el polémico pleno de noviembre en el que las puyas de Cendón y la airada respuesta de los socialistas pusieron de nuevo el tema de actualidad.