Gran día para Concepción Arenal

VIGO

Pionera del feminismo y activista por los derechos humanos, varios hitos la recuerdan en Vigo, donde vivió y murió la escritora y jurista

09 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Concepción Arenal vivió ayer un día grande. No solo porque se celebraba la jornada mundial dedicada a la mujer. También, porque se convirtió en un fenómeno mediático, con el estreno en TVE de la película para televisión Concepción Arenal: la visitadora de cárceles. La actriz Blanca Portillo interpretaba a esta gallega jurista, escritora, activista por los derechos humanos y pionera del feminismo.

En Vigo, varios hitos y monumentos recuerdan a una persona ejemplar que vivió largos años en la ciudad, en su pazo situado en la zona de Os Choróns, tras el convento de los Capuchinos, en el barrio de Casablanca.

Concepción Arenal nació en 1820 en Ferrol, donde su padre era militar. Pero su familia estaba muy relacionada con Vigo. Así que, aunque residió la mayor parte de su vida en Madrid, se retiró aquí al final de sus días. Y falleció en la ciudad el 4 de febrero de 1893.

Su vida fue un ejemplo de valentía intelectual, en un momento en que las mujeres estaban totalmente marginadas de la vida pública. Ejemplo de ello es cómo ingresa, en 1841, con 21 años, en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, bajo identidad falsa y vestida con ropas de hombre.

Como oyente, pudo cursar la carrera, pese a la oposición de su madre, ya viuda. Y, sin ánimo de esconderse, desde muy joven participó en tertulias literarias y políticas hasta entonces vedadas para la mujer.

Tras titularse, comienza a colaborar en diversos periódicos, con artículos de contenido social. Colabora también con instituciones de beneficencia y publica obras sobre la atención a los más desfavorecidos. Entre ellos, llaman su atención los presos. En 1863, se convierte en la primera mujer que recibe el título de Visitadora de Cárceles de Mujeres. Y alterna su obra política con la literaria, en especial en la poesía.

Su obra Oda a la esclavitud (1866) es premiada por la Sociedad Abolicionista de Madrid. Y son aclamadas sus Cartas a los delincuentes (1865), El reo, el pueblo y el verdugo o La ejecución de la pena de muerte (1867). «Odia el delito y compadece al delincuente» es su gran frase para la historia.

En 1872, funda la Constructora Benéfica, una sociedad que se dedica a la construcción de casas baratas para obreros. Y, durante las guerras carlistas, llega a ponerse al frente de un hospital de campaña en Miranda de Ebro.

Como feminista es valiente, una pionera. Sus ideas, aunque hoy serían extremadamente conservadoras, son avanzadas para su tiempo. Está enmarcada en el catolicismo social y defiende que la mujer se instruya y trabaje. Recibe ataques de la iglesia, pese a que es profundamente religiosa. Y no se corta al criticar a los sacerdotes de su época: «El clero en general es muy ignorante, no quiere a la mujer instruida, es mejor auxiliar, mantenerla en la ignorancia».

Pero, cuando el feminismo avance, serán los conservadores los que abracen con más entusiasmo sus ideas. Y, en el año 1902, el jesuita Julio Alarcón, en la recién fundada revista Razón y Fe, defenderá su feminismo por ser «genuinamente español e íntegramente católico». La gran activista, escritora y jurista se retiraría a Vigo al final de su vida. Fallecería en 1893, con 73 años.

Dieciocho años después de su muerte, en 1912, Concepción Arenal recibiría su primer gran homenaje en Vigo.

Sus restos mortales son trasladados, en un cortejo fúnebre de gala, desde el cementerio de Picacho, cerca de O Berbés, hasta el de Pereiró, que se estrena ese año con su tumba. Será el colosal monumento que hoy preside la entrada del camposanto y que es obra de Manuel Gómez Román y que fue pagado por el Ayuntamiento.

Años después, se le dedicará también una calle, situada donde hoy está el hotel Ciudad de Vigo, la trasera de la Autoridad Portuaria y la Delegación de la Xunta.

Además, se conservan los restos del viejo pazo de Núñez, en Os Choróns, donde pasó sus últimos años y falleció. Allí había vivido antes Casto Méndez Núñez, el de la honra y los barcos. En 1938, una campaña pública pidió que se conservase el pazo, ya en ruinas, para convertirlo en reformatorio, ya que Vigo era «el pueblo de Galicia que más niños da a la criminalidad, como ocurre en todas las urbes de complicada vida industrial, portuaria y cosmopolita».

Finalmente, el pazo será demolido. Pero su solana, con una hermosa balaustrada, fue trasladada a los jardines de pazo de Castrelos. Allí, al fondo de la finca, luce todavía su pasado esplendor.

Es el recuerdo de Concepción Arenal, que ayer tuvo su día. También televisivo. Y de la que pronto se cumplirán 125 años de su muerte y 200 de su nacimiento.