«Predecir el tiempo en el aeropuerto de Vigo a 12 horas vista es difícil»

brais cedeira VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vazquez

Rosario Sousa lleva 34 años trabajando como observadora meteorológica, la mayor parte en Peinador. Su labor es crucial para los pilotos y controladores

13 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Una vez que un avión despega de la pista son muchos los factores a tener en cuenta para que llegue a su destino en condiciones apropiadas. Una figura de gran relevancia en los aeropuertos, que en rara ocasión emerge como protagonista, es el observador meteorológico. El de Vigo cuenta con siete de estos profesionales, cuya labor consiste en advertir y asesorar a los pilotos y a los controladores aéreos acerca de las condiciones atmosféricas y climatológicas de la zona en el momento del despegue y del aterrizaje. De entre ellos, la más veterana es la jefa de la oficina, Rosario Sousa, que lleva 34 años en el Cuerpo de Observadores del Estado.

Preparar pronósticos de las condiciones meteorológicas en Peinador es una de las tareas que Rosario desempeña en su día a día. «Para esto debemos conocer muchos datos en cada momento, que los obtenemos de las condiciones atmosféricas de la zona», explica Rosario.

Un ejemplo de esta consecución de estadísticas ambientales que hacen los observadores serían los avisos de tormentas previstas. A partir de datos de rayos detectados por la red del Instituto Nacional Meteorológico (INM) en un radio de 25 kilómetros alrededor del aeropuerto, y a través de una aplicación informática, que se ejecuta automáticamente cada diez minutos, se realiza una extrapolación lineal de los núcleos tormentosos que pueden afectar a cada aeródromo en los siguientes 20 minutos. Acto seguido se genera un aviso de tormenta prevista en el aeropuerto.

«Es de esos oficios vocacionales. Siempre me gustó lo relacionado con la aeronáutica», asegura. El descomunal avance de las tecnologías en los últimos treinta años ha permitido mejorar y agilizar las labores de lo observadores, pero el fin sigue siendo el mismo. «Antes hacíamos nosotros los cálculos de las diferentes variables con las tecnologías de toda la vida- recuerda Rosario Sousa-. Sacábamos los barómetros, los termómetros de mercurio...Y para comprobar la visibilidad que tendría el avión para aterrizar teníamos que bajar a la propia pista de aterrizaje». Aquel tradicional modo de proceder podía resultar traicionero. Una mala suma o resta y todo dejaba de tener sentido. La responsabilidad que tenían era muy grande. «También hoy día lo es, sin embargo ahora todo es automático, es analizado por los ordenadores, y nosotros controlamos que no haya ningún fallo por alguna anomalía del sistema, además de darle difusión a esos datos que conseguimos».

Algunas de las predicciones que Rosario realiza para el aeropuerto de Vigo tienen «su aquel»: «Si realizo una predicción a una hora vista, hay un 95 % de posibilidades de que acierte. Pero con el TAF ya cambia. El TAF es la predicción que se hace a doce horas vista del momento en el que necesitemos. El resultado que da aquí en Vigo no siempre va a ser correcta». La ubicación del aeropuerto, entre los valles de Porriño y Redondela, y cerca del mar, supone que hay muchos factores que pueden variar en esas doce horas. En cierto modo hace más complicado el poder avisar a los aviones si podrán aterrizar o no.

Rosario empezó a trabajar como observadora para el estado pocos años después de que naciese el Centro de Observadores en el año 74. «Yo estudié Física, y al terminar la carrera fui a Madrid a buscar trabajo. Salieron las oposiciones a la plaza y aprobé. Desde entonces he estado en el cuerpo en Pontevedra, en la isla del Hierro y aquí, en Vigo».

Una de las cosas que más le enganchó al oficio fue que, cuando ella llegó, algunos de sus mentores sabían de meteorología y de climatología sin emplear ningún tipo de tecnología. «Además, la información meteorológica resulta atractiva para todo el mundo. ¿Quién no se queda después del telediario viendo el tiempo que hará al día siguiente?».

Los observadores tienen, por tanto, una labor importantísima en los aeropuertos. «Es la persona crucial para que el mecanismo funcione. Los datos del estado meteorológico los proporcionamos nosotros, de forma que sin nuestra aportación los aviones no podrían aterrizar. Somos quien mejor conoce la meteorología en cada momento».

Los observadores españoles está de aniversario. Ya son 40 años funcionando, pero, según Rosario, el futuro de la profesión es incierto. «A muchos de los que estamos en el cuerpo (somos un total de 450), nos quedan pocos años de trabajo. De hecho, en los últimos cinco años se han jubilado tantos como los que han entrado en los últimos dieciocho en el cuerpo». Las duras oposiciones, que hace años que no se convocan, los recortes por parte de las administraciones, y la profunda preparación que se requiere para desempeñar el oficio tiene como consecuencia que hace años que no entra gente. «El cuerpo va envejeciendo -se lamenta Rosario-. Necesitamos que las administraciones den y ofrezcan servicio, sobre todo a gente joven. Y la realidad es que esta profesión es demasiado importante como para dejarla de lado».

«Para comprobar la visibilidad, antes bajábamos a la pista de aterrizaje»

«Esta profesión es demasiado importante como para dejarla de lado»

60 años

Licenciada en Física

Segunda promoción de las oposiciones al Cuerpo de Observadores Meteorológicos del Estado. Lleva 34 años en el cuerpo. Ha trabajado en Pontevedra, en la isla de El Hierro (Canarias) y ahora en Vigo, como jefa de un grupo que completan otras seis personas.