El pequeño, que nació sin una mano, ha conseguido su prótesis
19 oct 2014 . Actualizado a las 09:44 h.Diogo Farinhoto, el niño de Caminha que nació sin una mano y que hace tres años puso a toda Galicia a recoger tapones para sufragar una prótesis, ha dejado de coleccionar plástico por primera vez en sus cinco años de vida. El desplome del precio que las empresas de reciclaje pagan por este material en Portugal ha hecho que su familia abandone esta actividad porque en los últimos tiempos no cubría ni los gastos de transporte. Cuando Diogo apeló a la solidaridad gallega, la tonelada se pagaba a 250 euros. «Primero cayó a 200, luego a 190; el año pasado eran 140 y ahora está a 65 euros la tonelada porque hay muchísima gente recogiendo», confirma la madre del pequeño, Elisabete Farinhoto. El kilo de tapones de plástico, que cuando Diogo comenzó a recoger valía 4,4 euros, no alcanza ahora 65 céntimos, indica Elisabete.
La familia no sale lejos de su parroquia a recoger, pero sigue recibiendo material y lo gestiona con la misma celeridad que siempre «porque Diogo forma parte de una cadena solidaria para ayudar a los niños que más lo necesiten». Muchos kilos llegan desde Galicia, «donde tenemos muchos amigos que siguen colaborando con nuestra causa». Todo el material se está almacenado a espera de que se recupere un poco el mercado. «La empresa nos dijo que si vuelve a subir el precio porque se incrementa la demanda, nos avisará», explica la madre de Diogo.
Pero la prioridad ahora para la familia es poder disfrutar de lo conseguido. «Quiero que la gente sepa cómo está Diogo porque ha sido posible por la colaboración de cientos de personas anónimas a las que así agradecemos su apoyo. Pero además es importante para hacer visible la capacidad de estas campañas solidarias para que la cadena siga creciendo», manifiesta Elisabete Farinhoto.
La madre de Diogo explica la felicidad de la familia. «Diogo ha podido estrenar la mano mioeléctrica por la que tanto trabajamos y ha empezado el curso con normalidad. Su profesora dice que su avance es similar al de sus compañeros», confirma.
La caída de los precios obligó a multiplicar esfuerzos y la intermediación de un empresario de Lisboa ligado al Sporting volvió de nuevo a hacer posible el milagro. «Con los tapones que conseguimos entre Galicia y Portugal pagamos 6.000 euros, pero era imposible hacer frente a los 16.200 de la prótesis. Este hombre, que ya nos ayudó para la primera mano que tuvo Diogo, completó el monto total»., confirma la familia.
«Con esta prótesis ya puede abrir y cerrar la mano y, aunque utiliza la izquierda para escribir y para casi todo, con la derecha puede ahora apoyarse y normalizar toda su actividad», señala su progenitora.
«La prótesis asegura su crecimiento físico, postural y emocional porque afecta al desarrollo de todo el cuerpo», recuerda. Diogo ha empezado el último año de educación infantil y «la profesora nos dijo que hace todo como los demás, juega, pinta, hace juegos... su principal dificultad es recortar, pero lo intenta con empeño», dice su madre. «Diogo vive una vida muy feliz y tranquila, consigue hacer lo mismo que los niños de su edad, adora ir a la playa y estar con los amigos, jugar con su perro, a la pelota, al ordenador. Lo que no le gusta es estar solo», explica.
Contactos
Internet mantiene al día las amistades de Diogo y su familia en las dos riberas del Miño. «Tenemos bastante amigos de Galicia que conocimos con la campaña, siempre estaremos con ellos y nos comunicamos habitualmente por Facebook para que conozcan los avances de Diogo y en qué se invirtió el tiempo y el cariño que nos regalaron». Diogo necesitará una nueva prótesis dentro de dos años y medio. Su familia confía en que, para entonces, puedan reunir el dinero suficiente. Ahora toda su atención se centra en disfrutar de cada día.
La cruzada para ayudar a otros niños continúa en Galicia. El banco de tapones (Banta) de O Baixo Miño, el primero creado en Galicia, celebra su segundo aniversario. Un centenar de personas participaron ayer en la jornada de selección con la que puso el colofón a su séptima campaña y arrancó la octava. Según confirmó el presidente del banco, Manuel Porto, el precio de la tonelada sí se mantiene en Galicia, ya que se paga a 250 euros la tonelada. Tres nombres propios fueron los protagonistas de la jornada de ayer. Evelyn, de Vigo, y Rubén, de Tomiño, recibieron personalmente con sus familias los cheques que, por valor de 3.000 euros, le ayudarán a sobrellevar los tratamientos y terapias que precisan. Los esfuerzos de los voluntarios de Banta se centrarán ahora en conseguir otro tanto para Gilber Daniel, un menor de Ourense al que se le va a ayudar en la compra de unos audífonos y en facilitar su acceso a las sesiones de terapia que precisa. «En 2 años Banta ha ayudado a 16 niños, la gente demuestra que, cuanta más dificultad, más solidaridad», valora Manuel Porto. En Facebook tienen 23.000 amigos y disponen de 350 puntos de recogida.