Servicio de guardia en las ostras

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Los dos vendedores que quedan se tienen que turnar para no dejar abandonado el tradicional negocio

21 ene 2015 . Actualizado a las 10:42 h.

Como si de una farmacia se tratara, los dos únicos ostreros que quedan en este momento en A Pedra se ven obligados a hacer guardias para evitar que el mayor reclamo de la ciudad se vaya a pique. Son Isabel y Fernando, o como algunos ya les llaman en tono humorístico, los Reyes Católicos.

Para los hosteleros de la zona, se trata del último aviso de lo que podría llegar a ocurrir de seguir la misma tendencia. Temen que la desaparición de las populares ostreras esté próxima si las autoridades no adoptan medidas antes de que sea demasiado tarde. De momento, los dos vendedores de la rúa Pescadería, conocida popularmente como calle de las Ostras, se tienen que turnar para coger vacaciones. «En la actualidad es Isabel la que las disfruta y cuando venga ella, me voy yo», comenta Fernando Martínez, el único ostrero que estos días permanece al pie del cañón. En el caso de que uno de los dos tuviera la desgracia de caer enfermo mientras está de guardia, se produciría una situación insólita al quedarse Vigo sin ostreros.

De las seis mujeres que hubo en otra época, solo queda una. El resto ha fallecido o se ha jubilado. Es el caso de Carmen, la tía de Fernando, quien al dejar el oficio se lo traspasó a su sobrino. La otra sobreviviente, Isabel, seguirá vendiendo solo mientras pueda. José Carlos Cerqueiro, el primer hombre ostrero que tuvo A Pedra, cambió de oficio, según sus compañeros.

Los partidos políticos con representación municipal han expresado en reiteradas ocasiones su apoyo, pero no han pasado de las palabras. Hace un par de años, cuando el número de profesionales se redujo, el alcalde, Abel Caballero, aseguraba sobre la supuesta desaparición: «Haremos lo posible para que no sea así, porque es una institución muy importante para Vigo y simbólica para el turismo».

El portavoz del grupo municipal del PP, José Manuel Figueroa, expresaba su apoyo a los vendedores y advertía que lo que pasa «es una muestra más de la falta de política municipal para promocionar el turismo en Vigo».

El BNG había propuesto en su día la organización de cursos de formación para fomentar su continuidad y desde el consorcio del Casco Vello recordaban que su ámbito de actuación se centraba en urbanismo, en concreto en la adquisición de inmuebles para su posterior rehabilitación y venta, así como para el alquiler de locales comerciales.

Turismo de la Xunta se mostró dispuesto a colaborar en el momento en que se lo solicitaran, algo que no se produjo. Tampoco se hizo el menor caso a la petición de los hosteleros de la zona para que se extendieran las ostreras desde su ubicación actual a la calle Teófilo Llorente, prolongación de la anterior.

Otra muestra de la falta de interés institucional es que la Medalla de Oro al Mérito en el trabajo fue concedida por el Ministerio de Fátima Báñez gracias a la insistencia del vecino, José Manuel Tobío, quien también solicitó una placa en la calle que aún no se ha colocado.