Vulcano mantiene contactos con potenciales compradores del astillero

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

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XOAN CARLOS GIL

En la cuenta atrás para entregar el ferri, es el único con la cartera de pedidos a cero

19 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete años y medio lleva Vulcano asomado al precipicio. Es el tiempo transcurrido desde que a finales del 2010 entró en concurso de acreedores. Más que suficiente para que se haya empezado a apagar el optimismo que han sido capaces de exhibir tanto la dirección como la plantilla, convencidas de que, como ha ocurrido en otros astilleros, llegaría el contrato que marcaría el punto de inflexión en la carrera de la actividad. Pero no ha sido así. A falta de unas semanas -«no más de cuatro», según fuentes empresariales- para entregar el ferri que construye para Trasmediterránea, siguen con la cartera de pedidos a cero. Es la única factoría de la ría sin carga de trabajo. «Se está disparando a todo», afirman gráficamente desde el comité, pero reconocen que con nulos resultados.

Por eso, los propietarios, conscientes de que el tiempo se agota, están contemplando todas las posibles salidas. La venta es una de ellas. En este sentido, fuentes del sector aseguran que «están manteniendo conversaciones con posibles compradores». Aseguran también que en todos los casos se trata de firmas de fuera de España. «Ojalá apareciera un comprador con carga de trabajo», señala un miembro del comité, que no oculta su preocupación por el futuro inmediato. Igual que el resto de sus setenta y pocos compañeros es consciente de que los 13 expedientes de regulación de empleo que se han visto obligados a pactar desde el 2012 por falta de actividad, les dejan con muy poco margen de maniobra, ya que han agotado buena parte del paro.

La venta es precisamente uno de los tres escenarios que desde hace meses contempla la Consellería de Industria para salvar el segundo mayor astillero privado de Galicia. De hecho, la propia dirección confirmaba el pasado diciembre que había un inversor interesado en hacerse con las instalaciones aunque, al final, la operación no cuajó.

El presidente del clúster gallego del naval, Marcos Freire, aseguraba en una reciente entrevista en La Voz que no contemplan la desaparición de ningún astillero. «Antes de llegar a una situación así habría otras alternativas», decía precisamente en referencia a las apetecibles instalaciones de que dispone.

Lo cierto es que la carrera de obstáculos de Vulcano parece no tener fin. Esquivada la liquidación en febrero del 2011, con la quita de 48 millones de deuda, y 39 millones en caja, el futuro parecía despejado, pero no solo no ha sido así, sino que se han ido torciendo uno tras otro la mayoría de los planes. Solo la intervención de la Xunta posibilitó el remate del ferri casi cuatro años después de adjudicarse el casco que dejó a medio hacer Astilleros de Sevilla. Por el medio perdió trabajos como la construcción de los tableros metálicos de la ampliación del puente de Rande, contrato que hasta la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, llegó a dar por hecho y que, al final, se lo repartieron la ourensana Dizmar y la coruñesa Emesa. Tampoco Pescanova se decantó por su oferta para la renovación de la flota, a la que aspiraba.

Para completar el panorama, el Supremo ratificó en enero la sanción de 25 millones de euros a la que tendrá que hacer frente para pagar a los acreedores de su antigua filial, Juliana, el astillero que adquirió en su día en Asturias y que acabó en la quiebra.

Esperan un nuevo encargo de Astilleros de Viana, al que acaban de entregar 4 bloques

De «inyección de optimismo» calificaba el pasado marzo el director de Vulcano, José Luis Méndez, el encargo de cuatro bloques de acero para uno de los barcos que construye Astilleros de Viana, cuya abultada cartera de pedidos les obliga a subcontratar. Han sido apenas tres meses de trabajo - «entregamos las piezas la pasada semana», afirma el presidente del comité, Nicolás Sangabriel- para poco más de una treintena de empleados. Pueden parecer números muy pequeños pero que pueden transformarse en grandes si, como pretenden, terminan convirtiéndose en socios preferentes de la factoría lusa a la hora de externalizar tareas. De hecho, esperan recibir en las próximas semanas un nuevo encargo de piezas.

Entretanto, se afanan en rematar las labores de habilitación del ferri. «Lo que queda ya son trabajos de decoración», señala Sangabriel. De forma paralela han empezado a realizarse pruebas. Ayer y hoy están previstas las de estabilidad. El buque se trasladará el sábado al dique de Metalships para pintarlo y, a continuación, se realizarán las pruebas de navegación.

Operación Estrecho

Antes de que remate julio, el ferri, de 139 meros de eslora y con capacidad para albergar 1.500 pasajeros, 100 de ellos en camarote, tendrá que estar operando en aguas de Gibraltar. Trasmediterránea cuenta con el buque para atender la denominada operación Estrecho, en la que miles de magrebíes residentes en Europa regresan a sus países en agosto para disfrutar las vacaciones en familia.