La factoría de videojuegos viguesa

Pedro Rodríguez Villar VIGO / LA VOZ

VIGO

Laura León

Dos estudios vigueses ya han lanzado dos títulos al mercado a pesar de los problemas del sector en Galicia

22 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No es un día cualquiera para Yanagi, un silencioso guardián de un pueblo en un bosque. Hoy, es el ritual. El momento en el que debe elegir sin mirar atrás. Solo tiene dos opciones: unirse al clan o separarse. Esta es la historia de Saucer-like, el primer videojuego de la editorial viguesa, Fosfatina Ediciones. Es el fruto del trabajo de cuatro jóvenes que quieren abrirse paso en un mundo que les apasiona. Lo crearon solos, sin externalizar ninguno de los procesos productivos. Rubén Romero fue el productor, José Garnelo se encargó del diseño gráfico, con 40 fondos pintados a mano que recuerdan a una pintura japonesa, Xavier Núñez fue el compositor de la música y los sonidos ambiente y Nicolás Casal fue el programador. Cogió todo lo que hicieron sus compañeros y lo paso a la lengua de las máquinas, es decir, a ceros y a unos.

Casal cuenta que aprendió él solo a crear un videojuego: «lo hice desde casa porque en Internet tengo todos los materiales necesarios». Ahora, trabajan en un nuevo videojuego de acción con un estilo bidimensional, como los juegos de las máquinas recreativas, donde la narrativa volverá a ser de nuevo uno de los ejes centrales. Aunque en Fosfatina reconocen que no saben cuándo podrán lanzarlo al mercado porque necesitan reunir los 150.000 euros que cuesta el videojuego, una cantidad baja si se compara con las cifras que se mueven en el sector.

Un puzle de colores, azul, rojo, amarillo y verde. Cada uno con una figura dentro que debe estar en su color correspondiente para ganar. Esto es Crickto Game, el videojuego que ha lanzado la empresa de Vigo Polygone Studios en el mercado de teléfono móvil. En su estudio de dos pisos del centro de Vigo trabajan en dos ramas del sector: el videojuego de ocio y el de empresas. Este último se centra en aplicar contenidos virtuales de la industria en los procesos productivos de otras ramas.

Ahora, trabajan con este mismo juego para la Nintendo Switch, la última consola en el mercado de la empresa japonesa. El director del estudio, Miguel Areán, explica que «fue Nintendo quien nos llamó», fue después de que su juego cosechará una gran cantidad de usuarios en el Play Store de Android. Cuenta que la gigante de los videojuegos «les pidió que adaptarán Crickto Game a su consola, para venderlo en el mercado virtual de Nintendo», esperan que los jugadores ya lo puedan adquirir a partir de agosto a un precio de ocho euros.

Una particularidad del mercado de videojuegos es que está abierto a todo el mundo. No tiene fronteras. Por ejemplo, donde el juego de Fosfatina registró más ventas fue en China, mientras que el puzle de Polygone Studios fue un éxito en la India. El programador de Saucer-like, Nicolás Casal, recuerda que «muchas veces los jugadores españoles no saben qué juegos están hechos en el país y cuáles no». Para ninguna de las dos empresas, España está entre los tres países donde se compraron más sus videojuegos, incluso ya enfocan su producto al exterior. Miguel Areán explica que «intentamos que la música de Crickto Game recuerde a ritmos orientales».

¿Cómo se crea un videojuegos?

El proceso de creación de un videojuegos es muy complejo, da igual si es una simple historia lineal de salto de plataformas o la última historia del aventurero Nathan Drake, el Indiana Jones del sector. Por lo menos siempre hacen falta tres perfiles básicos: uno es el diseñador del juego que es el que piensa cómo va a funcionar el producto, las mecánicas que va a tener, los objetivos… Después están los programadores que son los que hacen que todo el contenido creativo pueda funcionar en los distintos procesadores. Por último el diseñador gráfico que dibuja lo que se ve en pantalla. Por ejemplo, el proceso de creación de Crickto Game comenzó hace tres años, cuenta Areán que «un diseñador de juegos llegó a la empresa con la idea básica, a nosotros nos gustó y nos parecía viable. Entonces a partir de ahí comenzamos a desarrollar el juego».

Muchas veces, lo más difícil de crear un videojuego es ajeno al proceso creativo, es un producto caro y que necesita una buena financiación. La falta de un tejido industrial del videojuego en Galicia, provoca que no haya una relación directa entre productor e inversor, por lo que los pequeños estudios tienen que esperar a recibir ayudas públicas como en el caso de la nueva producción de Fosfatina Ediciones. Cuentan que los gastos que tienen ellos para hacer una «producción muy digna» están entre los 150 mil y los 200 mil euros que se van «en gastos propios de producción y en tener a profesionales trabajando 8 horas diarias, más en distribución y márketing». Una cifra muy lejana de la del videojuego más caro de la historia, Destiny, que fue una superproducción que costó cerca de 400 millones de euros. Por ahora, el nuevo juego del estudio está pendiente de una ayuda de la Xunta que les cubriría por completo los gastos, aunque hasta octubre no sale la resolución de la bolsa.

Los dos creadores asisten este fin de semana al Faneka Gaming, el mayor evento de videojuegos de Galicia que se celebra en Cangas do Morrazo. El festival que según su organizador, Miguel Areán, «trata de acercar el videojuego a la sociedad gallega». Para los creadores fue «una oportunidad muy buena para dar visibilidad a sus juegos y crear contacto con grandes empresas, evento que se suma a nuevas iniciativas en el sector de videojuegos.