El histórico Olivo vigués desaparece

M. V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vazquez

Fue el primer equipo gallego en alcanzar la máxima categoría del fútbol femenino español

14 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

De ser el referente del fútbol femenino gallego y jugar en la máxima categoría española a la desaparición en solo siete años. Es el tiempo que ha pasado desde el histórico ascenso de El Olivo en el año 2011 hasta que la Federación de Peñas Recreativas en el seno de la que nació el equipo en el año 1991 optó por poner el punto final. La pasada temporada, en Autonómica tras una sanción por diferentes irregularidades, fue la última de un equipo cuyos responsables llevaban tiempo madurando la decisión de poner punto y final a una aventura que de darles multitud de alegrías pasó a proporcionarles dolores de cabeza. Y ahora la determinación es irrevocable.

«Ya no queremos saber nada del fútbol femenino, no más», dice tajante el presidente de la Federación de Peñas Recreativas y en los últimos cuatro años, también de la sección de fútbol femenino, Camilo Pais. La explicación que da es un cúmulo de circunstancias desagradables que se han vivido en los últimos años y que resume así: «Nos cansamos del fútbol femenino por el comportamiento de algunas personas con las que nos cruzamos, cuya actitud dejó mucho que desear. Lo sopesamos y estuvimos de acuerdo toda la directiva», subraya.

Los problemas comenzaron cuando hace dos años la plantilla en bloque del primer equipo decidió dejar el club. La mayor parte de las futbolistas recalaron en el Sárdoma y cinco de ellas en el Sporting de Braga. También su técnico, David Ferreiro, decidió abandonar. Aunque en su momento las jugadoras declinaron hablar de la situación, trascendió que acusaban al club de impagos y llegaron a tomarse acciones legales. Pais asegura que nunca se pagó a las deportistas más que los desplazamientos y que, aunque sí existía una deuda en ese concepto, nunca pensó que fueran a actuar así.

La decepción con la actitud de las jugadoras fue grande, insiste Pais, que denuncia que «cuando las cosas iban bien y hasta se hacían pretemporadas en Mondariz con los directivos poniendo dinero de su bolsillo para que ellas estuvieran bien no había ningún problema», mientras que cuando vinieron mal dadas todo cambió. «En las vacas flacas tuvieron una conducta de divas, tanto futbolistas como cuerpo técnico con muy pocas excepciones. Ni las equipaciones nos devolvieron pese a haberles dicho desde el principio que pertenecían al club», lamenta.

Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. Con nuevas futbolistas y técnico, este último, Toni Pazó, cometió irregularidades reconocidas por él mismo -suplantar a una jugadora con el uso de su ficha por parte de otra deportista- que le costaron al club el castigo de descender dos categorías. «No tuvimos una sanción económica, la resolución da la razón a El Olivo en que no tiene culpa», asegura Pais. Sin embargo, todo lo ocurrido fue un detonante más para que se haya llegado al extremo de dar carpetazo a un equipo que en aquel curso 2015/2016 que acabaría siendo fatídico ganó 21 partidos de 24 disputados, marcando 113 goles y siendo campeón con autoridad, lo que le permitió disputar una fase de ascenso en la que no pudo lograr el objetivo.

Ese esplendor en lo deportivo contrastaba con lo que se estaba viviendo en el seno de club, una bomba de relojería que acabó por explotar. «Seriedad y dignidad hubo muy pocas. La experiencia fue muy negativa. No lo quiero extrapolar al fútbol femenino en su conjunto, pero pasaron personajes por El Olivo que no los quiero volver a ver delante en la vida», cuenta añadiendo que no guarda rencor a nadie, pero que simplemente no quiere arriesgarse a volver a vivir situaciones así.

En el año 2011, coincidiendo con el vigésimo aniversario de su fundación, El Olivo logró el primer ascenso a la máxima categoría del fútbol español de su historia. De aquel equipo formaban parte jugadoras que actualmente siguen militando en equipos de Primera, caso de Lombi, Ana Buceta y Sara Tui y que hacían historia al convertir al vigués en el primer conjunto gallego en la élite del fútbol femenino.

Al año siguiente perdieron la categoría, pero siguieron dominando la Segunda femenina hasta el punto de disputar el play-off un año tras otro, pero ya sin volver a conseguir el premio del ascenso. Ya sin ellos, en Vigo quedan tres equipos en la segunda categoría nacional: Sárdoma, Matamá y Valladares. «Ojalá lleguen a conseguir algún día lo que logramos nosotros».