La futbolista guardesa reapareció el domingo con el Valencia tras ocho meses lesionada
29 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Lombi está de vuelta. Tres veces se ha caído -acaba de dejar atrás al tercera lesión grave de su carrera- y otras tantas se ha levantado. La futbolista guardesa del Valencia volvió a vestirse de corto el domingo tras ocho meses parada en los que rendirse nunca fue una opción. Aunque lejos de su 100 %, siente que ya no solo no molesta, sino que está en disposición de aportar.
-¿Cómo se sintió en su regreso a los terrenos de juego?
-No me dio tiempo a mucho, porque jugué tres minutos y no toqué ningún balón (risas). Pero estoy contenta de poder disfrutar otra vez en el campo y ayudar al equipo, que ya me tocaba. Por lo menos me he quitado el nerviosismo del debut y de sentir que en los próximos partidos puedo ayudar más y mejor.
-¿Eran esos nervios muy distintos a los de los otros regresos tras lesión y a los de sus debuts con sus diferentes equipos?
-No, incluso estuve más tranquila de lo que esperaba en el momento de salir a calentar y saltar al campo. Me costó dormir la noche anterior, tenía esa cosita en el estómago, pero una vez que me visto de futbolista, estaba en el banquillo como una más.
-¿Sabía ya que el domingo iba a ser el día?
-No, no sabía nada. Estaba convocada como la semana anterior y podía ser o no. Cuando me mandaron a calentar sí que pensé que llegaba el momento, pero hasta el 90 no salí. Tenía unas ganas tremendas porque se me estaba haciendo largo. En los últimos meses arrastraba una molestia que no acababa de irse y no me dejaba disfrutar como yo quería, hasta que en la última visita el médico me dio el alta y se empezó a iluminar el camino.
-No ha sido su baja más larga. ¿El tener experiencias anteriores es más un apoyo o una carga?
-Creo que es una ayuda, porque sabes lo que es, los altibajos emocionales que supone ver que un día parece que estás bien y al siguiente no avanzas o incluso das pasos hacia atrás. Al haberlo vivido sabes que luego vuelves hacia adelante y eso te ayuda a sobrellevarlo mejor. Ha sido la vez que más y mejor he trabajado y que más arropada me he sentido. No sé si por la edad o porque ya son unas cuantas lesiones, pero me lo he currado mucho.
-Habla de altibajos emocionales. ¿Por qué fases ha pasado en estos ocho meses?
-Empecé muy fuerte, mentalizándome pronto de que había que operar y estar otra vez «de vacaciones», por así decirlo. Lo llevé muy bien al principio. Luego lo que más me ha costado han sido los últimos meses, estar tan cerca, pero no; pensar que puedes, pero no. Estuve más floja de cabeza en este tiempo, pero ya pasó y ya está.
-¿En qué punto se encuentra a nivel físico?
-Muy bien, estoy contenta. No es que me quede mucho, me queda muchísimo para volver a mi nivel, pero ya no siento que molesto, sino que aporto, me salen cosas y puedo ayudar en los minutos que vaya teniendo. La molestia sigue y me han dicho que tengo que acostumbrarme, pero creí que me iba a limitar más. Así que físicamente estoy bien, y la rodilla también. La técnica irá viniendo poco a poco, porque sí que me siento algo torpe.
-¿En algún momento pensó en tirar la toalla?
-Nunca. El día que el médico me diga que mi cuerpo o la rodilla no dan para más me plantearía la retirada, pero mientras me digan que tiene solución, aunque haya que trabajar mucho para lograrlo, voy a seguir.
-¿Cuál es su balance de este tiempo en el Valencia?
-Tenemos equipo para estar más arriba, pero estábamos en bucle y esperamos que esta victoria sirva de punto de inflexión y tiremos para arriba. A nivel personal, los mejores clubes se ven en los peores momentos y no me ha faltado el apoyo nunca.