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La funcionaria del Sergas acusada de espiar el historial de su hija alega que es una «madre preocupada»

E.V.Pita VIGO

VIGO

Óscar Vázquez

La hija asegura que no se hablaba con su progenitora y que nadie sabía de sus trastornos

08 feb 2019 . Actualizado a las 19:05 h.

La funcionaria del Sergas, M.J.O.A., que estaba empleada como administrativa en admisión de un hospital de Vigo, ha comparecido esta mañana ante la Audiencia para ser juzgada por, supuestamente, haber accedido 101 veces al expediente médico de su hija para averiguar sus dolencias y tratamientos entre el junio del 2012 y abril del 2014.

La madre admitió dichos accesos al historial clínico de su hija porque «ella me lo pedía» y porque estaba preocupada porque su hija tenía una mala relación de pareja y sospechaba que era maltratada y manipulada.

La Fiscalía le acusa de obtener información reservada sobre la salud de su hija, la cual nunca le había contado nada sobre sus problemas de salud. Habría usado sus claves personales desde su puesto de trabajo en la oficina de admisión el Hospital Xeral-Cíes de Vigo para hacer accesos indebidos en dos años.

La madre contó en el juicio que en el 2012 tenía una relación «fluida» con su hija en Vigo. «Mi hija tiene una relación complicada con la persona con la que convive, cuando tiene problemas con su pareja, mi hija me llama», dijo la madre en el juicio. En el 2014, ya estaban distanciadas. Relató que ella la acompañó a visitas a especialistas en el 2012 pero luego su relación fue «complicada y difícil». «No estaba al día sobre su salud como antes pero seguíamos en contacto», dijo.

La empleada pública confirmó que accedía al sistema informático con una tarjeta electrónica y tecleaba su código de acceso. Solo ella tenía esa clave, pero no recuerda si se la confió a algún compañero del trabajo.

«Posiblemente accedí al historial de mi hija pero porque ella me lo solicitaba», alegó la madre. 

Ignora si accedió cien veces, incluso más de una vez al día, pero no lo recuerda. «Siempre accedí con su consentimiento verbal porque ella me lo pedía para una cuestión asistencial pendiente o una consulta, si estaba pendiente de una prueba o de unos resultados», aseguró. El consentimiento no era por escrito porque «eso no se hace entre familia».

La Fiscalía le preguntó cómo es posible que la hija no sepa nada de esos accesos. «Mi hija psicológicamente no está bien, fue maltratada, su aspecto físico es malo y está manipulada por la otra persona», afirma. «Es muy complicada, ha consumido cocaína», añade.

Considera que es una madre «preocupada» que siempre le brindó «apoyo».

La hija espiada

La hija contó en el juicio que se fue a vivir a Canarias en el 2012 y «apenas hablábamos». «No hablaba de salud con mi madre, la relación era escasa y no le hablaba», dice. En el 2013, dejó de haber cualquier comunicación. «No tenía ningún problema de salud entonces y no hablo con nadie de mi salud, y menos con ella, y es imposible que mi madre lo supiese», dijo. Tampoco se lo comentó a otros familiares.

En el 2012, tomaba medicación y se dio cuenta en Canarias de que alguien espiaba su historial. «Veo cosas raras, faltan documentos y veo anotaciones con la letra de mi madre y también los accesos», añade. Cuenta que tuvo trastornos de alimentación que nadie sabía.

La vista se ha celebrado esta mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. La Fiscalía pide 4 años de cárcel, multa de 7.200 euros e inhabilitación para su trabajo.

La hija pide 15.000 euros de indemnización por 68 accesos indebidos y acusa a la madre de agravarle un trastorno de personalidad y otro trastorno disarmónico en el afecto desde la infancia por una tensa relación entre madre e hija, lo que este episodio agravó.

La defensa alega la prescripción del delito de revelación de secretos pues hubo una reforma penal que beneficia a la acusada. Pide su absolución.

La hija asegura que sufre un trastorno de ansiedad a causa de estas filtraciones. «Usar mi salud para su beneficio me ha trastocado la vida, accedía a mi historial para hacerme daño, me mandó tres veces ambulancias y a la Policía para internarme sin motivo. Mi salud ha mejorado, las analíticas están perfectas. He perdido mi trabajo, estuve de baja y me despidieron al volver», afirma. Critica a la madre que cuando la veía por la calle o el Hospital la increpaba.

Entre las informaciones desveladas, la hija dijo que ni ella misma sabía que tenía intolerancia láctea pero su madre le daba productos sin lactosa.

Recalcó que, conscientemente, no dio su autorización a la madre para ver su expediente.

Niega también que ella fuese maltratada por su pareja aunque su madre puso una denuncia en comisaría y que ella luego retiró «porque no era cierta».

«Los daños que me causó son incuantificables, esos datos que ha comunicado a otras personas diciendo que yo tenía aneroxia y otros problemas», recalcó.

La defensa duda de la «credibilidad» y le preguntó a la hija: «¿Usted quiere que su madre vaya a prisión?». Contestó: «Eso no es decisión mía».

El juicio seguirá en próximos días.