La antigua estación de Renfe no es la única reconstrucción pendiente de ubicación. El chalé Agarimo y el Colegio Alemán llevan décadas esperando una segunda vida
11 feb 2019 . Actualizado a las 09:18 h.El anuncio del alcalde Abel Caballero de incluir la fachada de la antigua estación de ferrocarril en el proyecto Thom Mayne devuelve a la actualidad la presencia de otros edificios históricos que permanecen desmontados a la espera de una nueva ubicación y una segunda vida. Son, además, dos edificios que están incluidos en el catálogo de bienes culturales.
El Colegio Alemán estaba ubicado entre las calles Pi y Margall y Torrecedeira, y a finales de los años ochenta fue desmontado y sus piedras trasladadas al depósito municipal de Santa Cristina de Lavadores. El gobierno municipal de entonces, presidido por Manuel Soto, ya consideró la posibilidad de reubicarlo en otro espacio. El lugar fue concretado en el 2006, durante el gobierno de Corina Porro. La corporación elegía el parque de A Bouza como lugar donde se levantaría nuevamente este edificio. El Concello aprobó un gasto de 25.000 euros para redactar el proyecto básico de reconstrucción, con el objetivo de convertirlo en un centro cultural y social para el barrio de Coia. La idea era que acogiese un auditorio, una ludoteca, varias aulas multiusos y una biblioteca.
En el año 2009, Abel Caballero, ya en la alcaldía viguesa, y Rafael Louzán, en la presidencia de la Diputación, llegaban a un acuerdo para que la institución provincial aportara el dinero para reconstruir el edificio en Coia, mientras que el Concello cedería los terrenos. Ahí quedaron las buenas intenciones, y la piedras en Lavadores.
El caso del chalé Agarimo, que estuvo situado al comienzo de Tomás A. Alonso, es todavía más extraño. En el año 2002, el gobierno de Lois Pérez Castrillo alcanzó un acuerdo con los propietarios para trasladar sus piezas a Beade, donde se reconstruiría como escuela de música. La alcaldesa Corina Porro aprobó un proyecto y, en el 2010, Abel Caballero sacó a concurso la operación. Algún líder parroquial de Beade llegó a decir ese año, que el alcalde se había comprometido con ellos en poner en marcha la operación antes de la Festa da Cereixa. Sin embargo, pasaron los años y la situación no avanzó nada.
Hace unos años, la concejala del PP Teresa Egerique reclamaba una solución para las piedras que en su día conformaron el edificio, ya que el espacio donde se acumulaban en Beade se estaba convirtiendo en un vertedero. Al igual que el Colegio Alemán, descansan en un limbo.