Eucalipto

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO

15 mar 2019 . Actualizado a las 09:43 h.

Raya el surrealismo llegar a las islas Cíes y encontrar esos bosques de eucaliptos y acacias que, más que de unas islas atlánticas, parecen sacados del mar de Tasmania. Vas subiendo hacia el Alto do Príncipe y crees que te vas a cruzar a un koala. Porque la locura de la plantación masiva de eucaliptos en Galicia, sin control, sin un plan racional, invadiendo incluso espacios protegidos, llegó en su día hasta el maravilloso archipiélago de la ría de Vigo.

Es cierto que, hasta mediado el siglo XX, las islas lucían casi peladas, sin apenas árboles. Pero ciertas mentes prodigiosas durante el franquismo pensaron que la repoblación forestal pasaba por plantar pinos y eucaliptos como si no hubiese un mañana. De aquella misma época fue la idea de soltar cabras, que durante décadas ramoneaban distraídas junto a las rocas de la playa de Rodas.

Ahora, parece que regresa el sentido común. La dirección del parque ha iniciado una campaña de erradicación del eucalipto y la acacia, de los que se ha eliminado un 20 % en las últimas campañas. También se vigilan los nuevos brotes, para evitar que prolifere. Además, se ha comenzado a repoblar con especies autóctonas, como el carballo, el alcornoque y el sauce.

Parece, por tanto, que estamos mejorando. Porque hasta ahora el paseo hasta el faro do Peito resultaba, como mínimo, chocante. Asombra a cualquiera que en un parque nacional gallego, que debe proteger la flora y fauna autóctonas, hubiese más eucaliptos que en Adelaida, en las antípodas. Confiemos en que a partir de ahora cunda el ejemplo. Después de las Cíes, en Galicia hay muchos otros paraísos donde quedan eucaliptos que cortar.