El hospital implanta medidas para atajar el síndrome confusional, que deja al paciente desorientado y con alteraciones de la percepción. En dos años ha pasado de afectar al 40 % de los pacientes al 12 %
12 abr 2019 . Actualizado a las 07:42 h.Hay hospitales en los que ocho de cada diez personas que ingresan en la unidad de cuidados intensivos desarrollan el llamado síndrome confusional agudo, también conocido como delírium ?que no delirio, relacionado con las alucinaciones?. El enfermo pierde la consciencia de donde está y qué ocurre a su alrededor, se desorienta, sus percepciones se alteran y pierde habilidades psicomotrices. En Povisa han puesto en marcha un plan para reducir los delírium. Comenzaron hace casi dos años y si entonces el 40 % de las personas que ingresaban en la uci desarrollaban este síndrome, ahora son el 12 %, según una revisión de 1.318 casos.
«Hay pacientes que tienen más riesgo», explica el responsable de la uci, Marcial Rey. Son las personas que superan los 65 años, las que padecen enfermedades graves, las que tienen problemas de vista o de oído, las que siguen tratamientos crónicos, las que han presentado enfermedades psiquiátricas anteriores, las que tienen con dolor... Estas son señales de alarma. No significa que un paciente deba mostrar todos esos síntomas, ni que mostrar alguno de ellos signifique que obligatoriamente va a desarrollar un delírium. Significa que cuando alguien ingresa y tiene esas características, los médicos y enfermeras se ponen en guardia y lo vigilan más de cerca.
Además de identificar a las personas con más probabilidades de caer en el síndrome confusional, existen sistemas de detección rápida del mismo. Hay una escala de valoración vinculada a un sistema informática que genera alarmas para que al médico le salten en el móvil y pueda intervenir cuanto antes. Una de esas escalas tiene que ver con el dolor, un desencadenante del delírium.
Habitualmente se pide al paciente que diga cuánto dolor sufre, entre 0 y 10. En Povisa lo han adaptado a solo cinco valores, para que sea más fácil para los usuarios. Desde el 0, que es que no hay dolor, hasta el 4, que significa que este es insoportable, pasando por las variantes leve, moderado y severo. Cuando el paciente está despierto y activo, las enfermeras se lo preguntan directamente. Cuando no, se evalúan signos indirectos, como la musculatura facial, el tono muscular o la tranquilidad, entre otros. Hay también escalas para medir la consciencia.
Todo esto sirve para identificar la aparición del síndrome y atajarlo. Para evitar que aparezca se han modificado algunas actuaciones. Un ejemplo es la sedación. «Los pacientes tienen que estar sedados, sí, pero solo el tiempo que lo necesitan», advierte el responsable de la uci. Por eso, el hospital hace un esfuerzo por revisar constantemente la cantidad de sedación que reciben los enfermos y ajustarla al máximo.
No solo es una cuestión de bienestar, también lo es de curación. La directora de enfermería y de calidad de Povisa, María Antonia Muñoz, asegura que reducir el delírium también mejora los resultados de mortalidad y morbilidad, es decir, muere menos gente y se generan menos complicaciones. «Hasta ahora se consideraba que el delírium era inevitable, igual que la pérdida de masa muscular cuando una persona está ingresada. Pero no lo es», defiende Muñoz.
Dentro de ese cambio en el trabajo, la coordinadora de enfermería de la unidad, Carmen Pazos, explica que el sueño es fundamental. Se adaptan a él los ciclos de trabajo. Al mismo tiempo, se permite a los pacientes tener una tableta, un móvil o un acompañante el tiempo que lo necesite. «Procuramos conocer las rutinas de los pacientes para respetarlas y evitar que se desasosieguen. Si por ejemplo a uno lo que más le tranquiliza es tener a su hermana al lado, le pedimos que se quede», explica Pazos. «Si otro se entretiene leyendo la prensa cada día, procuramos que la tenga».
Una consulta de revisión para evitar el estrés
Povisa está preparando una nueva consulta post-uci que quiere implantar en el plazo de un mes, con el objetivo de revisar a los pacientes que han estado ingresados en la unidad de cuidados intensivos. Es frecuente la aparición del síndrome post-uci en estos enfermos, similar al estrés postraumático, y una consulta así puede ayudar a identificarlo.