Carla Abad consiguió en tres años impulsar el balonmano femenino pese a la despoblación
07 may 2019 . Actualizado a las 23:44 h.A Cañiza es casi un punto equidistante entre Vigo y Ourense. Un municipio rural con la etiqueta de Terra do xamón pero que sufre los problemas demográficos de todo el interior de Galicia. Con ese caldo de cultivo, que un club de balonmano florezca y dé un salto exponencial en menos de un lustro suena a pequeño milagro. En el caso de A Cañiza, y en su vertiente femenina, el fenómeno tiene nombre y apellidos: Carla Abad Alonso, entrenadora y coordinadora del apartado femenino del club, segunda entrenadora del equipo masculino de Primera Nacional y desde hace poco directiva de la Federación Galega de Balonmán, con responsabilidades en la organización del Mundial juvenil que se celebrará en julio en Vigo y Pontevedra.
Jugadora de la SAR de Redondela, su localidad de origen, desde muy joven, con una experiencia de dos años en División de Honor en el Guardés, con pasado también en el Chapela y el Seis do Nadal y con estudios de INEF, sintió la llamada de los banquillos muy pronto y no tardó en hacerse con la dirección de la selección gallega infantil femenina. Fue esta la puerta de entrada para comenzar su aventura en la Galicia rural. «Llevé a una jugadora de A Cañiza a un campeonato, vinieron algunos directivos del club a Almería a ver el torneo y me lo propusieron», recuerda Carla, que precisa que fue tres años atrás.
Cuando llegó al último municipio de la provincia de Pontevedra antes de adentrarse en el páramo ourensano se encontró «sin muchas licencias, con dos equipos femeninos y porque doblaban». Carla y el club enseguida tomaron medidas: campañas de captación, visitas a los colegios, un campus de verano y jornadas de puertas abiertas para probar el balonmano fueron algunas de las iniciativas y como consecuencia en un trienio el club ha pasado a disponer de 150 licencias (60 femeninas) y a tener equipos en todas las categorías, sénior incluido, en donde la entrenadora y directiva todavía da sus últimos coletazos como central. «Para nosotros es un gran logro. Se sacó este año por primera vez el sénior femenino y sacamos por primera vez también el alevín femenino, que aunque es una categoría mixta, nosotros hicimos equipo de niñas y de niños porque ya lo había hecho así en la SAR y considero que haciéndolo de esta manera mantienes el grupo de niñas para el futuro», precisa la entrenadora. Todo, compitiendo con el fútbol, el baile y el patinaje, las otras disciplinas con implantación en la villa. «Pero creo que ahora somos un poco el referente», indica.
En este sentido, admite que A Cañiza puede ser un ejemplo de cómo apostar por una disciplina deportiva: «Creo que podemos ser un ejemplo porque lo que damos a entender es que con trabajo se puede llegar a cualquier sitio aunque seamos pocas niñas, porque en la mayoría de los partidos tenemos diez como mucho competiendo cuando otros equipos tienen A y B y así es más fácil sacar un equipo competitivo. Nosotros no podemos elegir a las niñas, son las que hay y a partir de ahí tienes que trabajar el doble o lo que sea para conseguir objetivos. El año pasado quedamos segundas de Galicia».
Para tener perspectiva del logro hay que tener en cuenta que A Cañiza, según el padrón del año 2018, no alcanza los seis millares de habitantes. «Es difícil sacar niños porque dependes de la cantidad de gente que haya en esa generación y al no haber muchos es más complicado», comenta Carla, que también precisa que la humildad y el trabajo de sus jugadoras lo compensa todo. «La experiencia es muy gratificante porque las niñas tienen algo diferente, especial. Es gente muy agradecida, valora muy montón que estés allí y son muy trabajadoras. Es gente muy humilde, lo agradece todo un montón».
Con esto le basta a Carla para sentirse reconocida. «Al ser mujer es más difícil meterte en este mundo, pero yo me siento reconocida, tanto como entrenadora como en el cargo de la federación», en donde ejerce de responsable del área de formación y del balonmano femenino «y ayudando en lo que se pueda» una aseveración que incluye la intendencia del Mundial júnior que viene en camino.
Tanto frenesí y compromiso no ha pasado inadvertido para el deporte femenino y el próximo viernes será una de las premiadas en la Gala do Deporte Feminino Galego por Mudegá. Una forma de poner en valor la dificultad de trabajar cada día en la Galicia vacía.