Papuchi, condenado a 36 años de cárcel por abusar sexualmente de 16 menores

J. R. / E. V. Pita VIGO

VIGO

M.MORALEJO

La Fiscalía pedía 54 años para el empresario, que negó siempre su culpabilidad pese al reguero de testimonios y pruebas que lo retratan como un depredador sexual

07 may 2019 . Actualizado a las 12:47 h.

Carlos Viéitez, alías Papuchi, abusó sexualmente de 16 menores según la sentencia judicial que le condena a 36 años de cárcel, pena menor a la solicitada por la Fiscalía, que reclamaba 54. El fallo, de la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, no deja lugar a dudas al secundar la acusación planteada por la Fiscalía.

Los hechos juzgados y demostrados ocurrieron entre los años 2015 y 2017, momento en el que las víctimas tenían edades que iban de los 15 a los 16 años, aunque también había adolescentes de 13 y 14. La fiscal sostiene que Papuchi (apodado así en la investigación porque apareció con esa denominación en el móvil de una víctima) aprovechó de su trabajo en un restaurante próximo a la zona «de moda» de los jóvenes para entablar contacto con ellos. El condenado, un depredador sexual según lo expuesto en el fallo, lejos de buscar solo amistad se interesaba por otro tipo de relación «de naturaleza sexual».

El hostelero abusó de 16 menores de edad en la ciudad valiéndose de su poder adquisitivo, de su restaurante de comida italiana, su propia casa, barco deportivo o un prostíbulo en el que implicaba a prostitutas para satisfacer sus ansias sexuales. La explotación de dicho local hostelero propio permitía a Viéitez contactar con menores de edad hacia los que podía sentir algún tipo de inclinación o apetencia sexual. Dicho dato, el de la baja edad, era una cuestión en la que solía incidir al considerar que sus víctimas serían más fácilmente maleables. Todo ello consta en la sentencia.

Papuchi planteaba sus propósitos sexuales ofreciendo a las víctimas consumiciones gratis en su negocio e invitándolos luego a su domicilio, donde podían ver partidos de fútbol, escuchar música y tomar bebidas alcohólicas. También paseaba a los menores en los coches que venía utilizando, un Maserati y un Mercedes, e incluso los llevaba a ver partidos de fútbol a Balaídos, o a discotecas. Carlos Viéitez se valía también de las redes sociales Instagram, Whatsapp o Snapchat para localizar nuevas víctimas.

 

Snapchat, concretamente, «sirve para enviar fotos obtenidas en el momento, así como borrar por el remitente los mensajes por él enviados, de manera que no se conservaban en el móvil del destinatario». Tampoco vaciló al asumir un comportamiento lascivo al enviar por las mañanas fotos de sí mismo a diversos menores, mostrándose desnudo por completo frente a un espejo, o sentado en el baño mostrando su pene tanto relajado como en erección, o tapado por la ropa de la cama, lo que llamaba «tienda de campaña». Dicha actitud, sostiene el tribunal, era el paso previo para ganarse la confianza de las víctimas para, posteriormente, mantener relaciones en persona.

 Vídeos pornográficos

Ya en su casa, en Vigo, Carlos Viéitez, mostraba a los menores «vídeos de pornografía de adultos para conseguir que se excitasen, animando a los menores presentes a que se masturbasen, haciéndolo el acusado con ellos, organizando concursos que llamaba ‘‘competis’’, y que suponía que al primero que eyaculase le invitaba a una copa o a una cena». Dichas actividades en grupo se desarrollaban también en un reservado que Viéitez tenía su restaurante.

El relato probado incluye otras propuestas sexuales del condenado a las víctimas, que motivaron una petición de cárcel, por parte de la Fiscalía, de 54 años. Finalmente, el tribunal la ha rebajado a 36, siendo absuelto de los dos delitos de exhibición de material pornográfico ante menores por los que también estaba acusado. Se le imponen sendas órdenes de alejamiento de 500 metros para cada una de las 16 víctimas, algunas de menos de 16 años, además de indemnizaciones que oscilan entre los 500 y los 2.000 euros.

La sentencia, firmada el 15 de abril, no es firme y el condenado puede presentar recurso.