Condenan a tres meses de cárcel y 600 euros de multa al cazador que acribilló a balinazos al gato Morgan
VIGO
El gato Morgan ya gastó una de sus siete vidas, pero sigue maullando. En junio del 2018, un cazador practicó tiro con el minino y lo acribilló a perdigonazos en Morgadáns, en Gondomar. El acusado se sentó el jueves en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo para responder por un delito de maltrato a los animales, agravado por el hecho de disparar en una zona habitada. El implicado pactó con la Fiscalía y aceptó tres meses de cárcel (sin ingreso en prisión) y una multa de 600 euros. Además, la jueza le retiró su licencia de armas. Y abonará los gastos de 500 euros del veterinario para salvar a Morgan.
El proceso fue promovido por el Proyecto Gato. El pequeño felino, tras ser acribillado, regresó hasta la puerta de su casa, donde pasó fuera 13 horas bajo la lluvia. Habría muerto abandonado y bajo una terrible agonía pero una mujer se apiadó y lo llevó a las urgencias en una clínica veterinaria. El doctor descubrió que los balines le habían perforado el interior y destrozado el páncreas. Además, los proyectiles le fracturaron una pierna. «Su aspecto era el de un gato atropellado. Estaba reventado por dentro. Fue una locura de pruebas, con sondas, analíticas y sueros», relata una portavoz de Proyecto Gato, Fátima Lago. Morgan sobrevivió y ahora vive en una casa de acogida para gatos.
En su día, la asociación Proyecto Gato denunció este caso de maltrato animal y la Guardia Civil y la Policía Local de Gondomar se movilizaron para descubrir al autor de los disparos. Tras hacer pesquisas, averiguaron que había sido un cazador de la parroquia.
Proyecto Gato recuerda en su blog que Morgan, al que le calculan unos seis años de edad, sufre secuelas un año después del tiroteo. Ha perdido la visión en el ojo derecho pero se recuperó de una infección de páncreas y de una peritonitis. Le llaman el «gatiño milagro». Recuerdan que la mascota, tras ser cosido a balinazos cuando estaba subido a un muro, se cayó, se rompió una pata y se arrastró 40 metros hasta la casa de su amo, que no le abrió la puerta. Pasó 13 horas postrado en la calle ante la puerta «bajo la lluvia, paralítico, con los ojos ensangrentados y sin que nadie lo auxiliase», recuerda Lago.
Finalmente, la solidaridad logró recuperar a la mascota, que todavía conserva la cojera. «O gato está vivo, está nunha casa de acollida e está moi ben», dice.
Hace varios años, otro maltratador de mascotas fue perseguido e increpado por los defensores de los animales a las puertas del juzgado de Vigo. En los últimos meses, han sido condenados dos dueños de camadas de Vigo por arrojar en bolsas a los contenedores de basura hasta siete cachorros de perro recién nacidos.