Arresto domiciliario en la acampada del Concello

a.martínez VIGO/ LA VOZ

VIGO

ALEJANDRO MARTINEZ MOLINA

Un hombre cumple condena sin salir del recinto de tiendas de campaña de la Praza do Rei

07 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La acampada contra la pobreza de la Praza do Rei tiene un inquilino especial. Fermín Iglesias Freijedo, de 33 años, cumple aquí una condena de 20 días de arresto domiciliario. Una jueza le impuso esta condena por un delito leve, que él no quiso especificar. Fermín no encontraba casa e intentó cambiar la pena por trabajos en beneficio de la comunidad, pero la magistrada se mostró inflexible. Al final, no le quedó más remedio que permanecer en una tienda de campaña de la Praza do Rei. Con una pensión por una incapacidad permanente a causa de una baja psiquiátrica y teniendo que recibir a la policía varias veces al día no podía encontrar un sitio donde vivir en ninguna parte, «porque solo quieren gente trabajadora o estudiantes, estuve en muchos sitios y no hay nada», afirma. Le cierran las puertas a pesar de que cuenta con una pensión de 700 euros. «No puedo decirle a la gente que tengo una baja psiquiátrica y que me deje vivir en su casa», añade.

«Es increíble que el alcalde no nos haya visto en dos años y medio y que una jueza admita como domicilio la acampada de la Praza do Rei», asegura Juan Miguel Carollo, responsable del campamento, que lo ha acogido durante estos días.

Este espacio sirve da cobijo cada noche a entre 14 y 16 sintecho. «Hay gente que prefiere no bajar al albergue porque aquí se encuentra más tranquila, casi acabamos siendo una familia donde se apoyan unos a otros. Somos personas normales, no hay ningún problema.», afirma Carollo, que esta semana ha conseguido que le reciban en el Ayuntamiento.

Fermín asegura haber descubierto bajo las lonas ya raídas de la acampada «a una gran familia». «Para mí casi es un centro de inserción social, cosa que no hace el CIS, que no se preocupa por esta gente que lo está pasando muy mal y no cuenta con el apoyo de nadie», afirma.

Control policial

Agentes de la Policía Local acuden tres veces al día a la acampada para comprobar que Fermín no ha quebrantado la orden de no salir de allí. «La verdad es que me están volviendo loco. Vienen a cualquier hora, a primera hora, a las tres de la tarde y por la noche a las doce y media o una de la mañana. No lo veo lógico. Es para pillarme, a ver si salgo de aquí», afirma. Pero no tiene necesidad de marcharse a ninguna parte, a no ser que vaya al baño al Concello, aunque una vez no le dejaron entrar. Se considera un privilegiado. «Tengo cafetería, no estoy solo y se pasa bien porque hay buena gente. Te empieza a enganchar el gustillo de vivir en la calle porque la gente es de otra manera», afirma.