Audasa, del grupo Itínere, acaba de ser condenada por prácticas abusivas ejercidas contra los usuarios de la autopista AP-9. Hablamos de una actitud depredatoria consistente en cobrar los peajes sin avisar de las incidencias en la vía y sin aplicar ningún descuento, a veces por retrasos de horas. No se trató de un caso puntual, sino de una estrategia empresarial mantenida durante tres años y medio, en 81 incidencias sucesivas entre febrero de 2015 y junio de 2018.
Ahora, Audasa deberá devolver lo cobrado indebidamente a todos los usuarios que puedan demostrar que viajaron en los días de caos, tras prosperar la demanda presentada por la Fiscalía, a la que se sumó la plataforma En-Colectivo, que aglutinó a más de 80 empresas y 200 particulares. Pero a nadie se le escapa que la empxresa sale ganando. Porque son miles y miles los usuarios que no conservan un título que acredite aquellos desplazamientos. Y por ello resulta muy triste que esta decisión judicial no vaya acompañada de una fuerte sanción administrativa.
Audasa ganó en el 2018 un total de 40,7 millones con los peajes de la AP-9. Y tuvo una facturación récord. Si vamos a la web oficial del grupo Itínere, nos encontramos este texto: «Las concesiones se encuentran en plena fase de rendimiento y han alcanzado altas tasas de rentabilidad y generación de caja gracias a un equipo ejecutivo y un personal entusiasta y entregado». ¿De verdad? ¿Y la sentencia? ¿Y este acto de depredación? En tiempos en que muchos presumen de ética y responsabilidad corporativa, negar y mirar para otro lado es inadmisible. En ese equipo ejecutivo falla algo.