La difícil gestión de los residuos de las mascarillas

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

La mejor solución es usar reutilizables con filtros intercambiables y lavables

30 ago 2020 . Actualizado a las 22:56 h.

Formalmente nuestras ya inseparables mascarillas se catalogan en la tipología de los residuos urbanos como «textiles sanitarios» y representaban, antes del coronavirus, el 6 % del total. Seguramente sorprenderá un porcentaje tan alto, pero la explicación es que ahí se incluyen los pañales, pero la mayoría de ellos ya no son, como podríamos pensar, los infantiles, sino los de las personas mayores que están en aumento vertiginoso.

Estos pañales son un auténtico quebradero de cabeza para su gestión pues son materiales biocontaminados (no solo incorporan los residuos orgánicos para lo que fueron diseñados sino trazas de medicamentos) esta circunstancia, añadida a que sus absorbentes cada vez son más sintéticos, los convierte en no compostables, y la única solución actualmente pasa por su incineración, que traslada el problema al aire.

Nuestras mascarillas no figuran aún en los porcentajes de los residuos urbanos; aparecerán en cuanto actualicemos los datos pues, hasta ahora, solo existían en el grupo aparte de los residuos hospitalarios.

Para abordar su impacto ambiental lo primero sería cuantificarlo y utilizaremos Vigo como ejemplo. ¿Cuántas mascarillas se están incorporando a los residuos urbanos de Vigo diariamente? Aún no se sabe, por lo que solo podemos hacer una estimación razonable. Dicen las especificaciones de las mascarillas quirúrgicas que su vida útil es de unas horas, en general lo que dura una operación en un quirófano, pero en nuestra vida cotidiana las estaríamos utilizando durante todo el día, o incluso varios días y no olvidemos las reutilizables con filtros intercambiables.

También sabemos que, bien por irresponsabilidad o por que no salen de casa, no toda la ciudadanía las usa. Siendo prudentes, calculemos que dos tercios de la población viguesa utilizan una mascarilla al día, esto nos daría 200.000 mascarillas diarias o, lo que es lo mismo, 8.200.000 mascarillas contando solamente desde que su uso es obligatorio hasta hoy. Son muchas, pero el problema no es solo la cantidad, sino la calidad. Se trata de un material potencialmente biocontaminado. Mayoritariamente por suerte no lo está, pero como sabemos podemos tener el bichejo instalado dentro haciendo de las suyas antes de que aparezcan síntomas o ser asíntomáticos por lo que conviene ser prudentes y gestionar estos residuos con cuidado, y aquí llega el siguiente problema. ¿Qué hacemos con ellos? Actualmente, salvo la parte hospitalaria, se van al contenedor verde y de ahí a la incineradora. Paradójicamente, entramos en un bucle en el que las mascarillas que usamos mitigarán el problema respiratorio derivado de la contaminación producida por la incineración de las propias mascarillas.

No es exagerado calcular que solo las mascarillas viguesas han incorporado una tonelada de CO2 (y otros compuestos) a la atmósfera, solo desde que su uso es obligatorio. Afortunadamente su composición es mayoritariamente algodón prensado no tejido, por lo que, salvo excepciones, no incorporan microfibras plásticas, algo es algo. El problema es que siendo una medida preventiva básica no podemos ni debemos dejar de usarlas ni existe una alternativa, salvo el vertedero, que es dilatar su incineración. Podríamos hacer otra cosa en vista de la magnitud del problema, y que nada indica que a corto plazo vaya a menos: una recogida selectiva y un tratamiento en autoclave (aparatos que con vapor a alta presión y temperatura, las esterilizan eliminando patógenos) a escala industrial y de esta forma reutilizarlas con todas las garantías. Actualmente ninguna administración, ni estatal, ni autonómica ni local se plantea semejante cosa. Eso implicaría actuar con previsión de futuro y lamentablemente hemos visto que coronavirus y previsión son términos opuestos.

Pero no todas las mascarillas terminan en un contenedor. La organización WWF estima que más de diez millones se tiran en espacios naturales. Si parece una cifra exagerada, anoten esta a nivel local: solamente en las Cíes, la media diaria es de 150 mascarillas tiradas. Esto sucede en nuestro espacio natural más teóricamente protegido y donde sus visitantes están más teóricamente concienciados con la conservación de la naturaleza. Imaginen el resto. Seamos responsables, pero si podemos optar por las mascarillas reutilizables con filtros intercambiables y lavables, mucho mejor.