Jorge Casales y Gabriel Marcelli comienzan en Francia su participación en TrialGP en un campeonato que se correrá en un mes con dos pruebas cada fin de semana
05 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Jorge Casales y Gabriel Marcelli inician la temporada más atípica del Mundial de trial. Al esprint, con pruebas dobles sábados y domingo, en un mes y sin margen de error. Ni para la moto ni para el piloto. La primera cita será este fin de semana en altitud, a 2.000 metros, en Isola 2000 (Francia), lo que obliga a los mecánicos a adaptar las motos y a los pilotos a un esfuerzo extra en lo físico.
El vigués Casales, que había protagonizado un buen inicio de campeonato cuando la pandemia lo paró todo, se muestra ambicioso. «El año pasado hicimos quinto de la general y la ambición siempre es ganar, pero es muy difícil, hay mucho nivel. Aunque con el nivel que hemos demostrado en el Nacional y en el que estamos ahora, yo creo que un top-3 sería genial», dice.
El rosaleiro Marcelli es un debutante en la categoría reina (Trial GP) y se lo toma con más filosofía. Sin meterse presión quiere «hacer un quinto en alguna carrera y estar entre los ocho primeros en la general sería un buen resultado. Es mi primer año e intentaré tomármelo con calma, no me meten demasiada presión pero ya me la pongo yo». Para él llegar a Trial GP es cumplir un sueño desde pequeño».
Los dos admiten que les espera una temporada muy distinta a todas las que han vivido hasta la fecha. «Va a ser un Mundial complicado, serán carreras dobles, corremos sábado y domingo y es importante no lesionarse», apunta Gabriel. Jorge está en absoluta sintonía: «Nos lo jugamos todo en un mes prácticamente, no se pueden permitir fallos, tanto mecánicos como de lesiones, estamos bastante preparados, hemos hecho una buena pretemporada. Tuve la suerte de poder hacer dos carreras de Campeoanto de España después del covid con buenos resultados y con buenas sensaciones».
Los dos mundialistas del área de Vigo están felices con sus motos. «La moto está muy bien, me encuentro muy a gusto con ella», resume el hombre de Montesa. «Hemos trabajado mucho en la moto, con la entrada de KTM está evolucionando mucho y creo que llevamos los deberes hechos», apunta Casales, que vive el Mundial con Gas Gas, su marca de toda la vida.
Para comenzar, la cita de Isola 2000 será todo un desafío. «Para comenzar nos lo ponen difícil», comenta el vigués, mientras el rosaleiro no esconde sus ganas de pisar el circuito a nivel competitivo. «Cuando las carreras son en altitud los terrenos suelen estar muy chulos, suelen ser piedras muy escarpadas y ser muy bonitas. Creo que nos lo vamos a pasar bien», apunta Marcelli antes de pararse en detalles técnicos: «Correr en altitud es diferente, tanto para el piloto como para la moto, hay menos oxígeno, la moto tiene menos potencia y entonces se tiene que preparar, comprimir, para la que la moto no pierda tantos caballos por decirlo de alguna manera, y para nosotros también se hace complicado. Aunque parezca una chorrada, se nota que te falta como el oxígeno». De ello tomó buena nota en unos días que estuvo en Andorra. «Hacías una zona y cuando acababas costaba respirar».
Los dos se encontrarán con nuevas normas y con ajustes a la hora de competir. «Antes eran dos vueltas al recorrido y ahora serán tres, y ahora hay parciales de tiempo cada media vuelta cuando antes era por cada vuelta», explica Casales, que está expectante sobre las medidas anticovid que se encontrará: «Vamos con la expectativa de qué nos vamos a encontrar y cómo se va a desarrollar todo. Supongo que tendremos que estar con mascarilla casi todo el rato».
La dureza de la temporada y el duro primer escollo no le restan a ninguno un ápice de ilusión por competir. «Estoy muy motivado, es mi salto a primera categoría y voy a competir con los grandes», comenta Marcelli. Casales, todo un clásico pese a su juventud, tampoco disimula las ganas: «Me siento a gusto y estoy con muchas ganas de hacer una buena temporada». Los dos quieren disfrutar de un año atípico y de un Mundial al esprint que se muestra abierto a todo con el permiso de Toni Bou, el archicampeón.