O Talho dos Galegos pone a la venta el chuletero de un buey de calendario y 1.700 kilos de peso criado en su casa por un vecino de Salvaterra
31 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.«Hai quen presume de BMW ou Mercedes, pero eu presumo de boi». No es para menos. El ejemplar que ha criado Abel Presa Castro con todo esmero y cuidado durante los últimos cinco años en su casa ha sido hasta la foto de escaparate de una de las tiendas de Alxén. En esta parroquia de Salvaterra ha vivido Rubio. Así lo bautizó al comprarlo, cuando el animal no pasaba de los cuatro meses de edad, «pola súa cor». Según el relato de su flamante propietario, de 68 años, todo este tiempo ha disfrutado a cuerpo de rey. «El pasábao ben e eu tamén porque disfruto co boi, e había ata quen paraba para sacar fotos co animal, como o anterior que criei», explica Presa.
Aquel ternero de raza rubia gallega, que ya apuntaba bien por volumen y morfología, se convirtió al cabo de un lustro en un buey de cerca de 1.700 kilos (650 en canal). Abel habla en pasado y conoce con exactitud el peso de su monumental compañero, porque se despidieron definitivamente el domingo, día en el que Rubio hizo su último viaje. Fue al matadero de Silleda, para su sacrificio.
Este martes conocerá el sabor de tantos desvelos porque será cuando se ponga a la venta su preciada carne y que él pueda catarla. Veterano en rubia gallega, ha sido el tudense Ricardo González Moreira el que se ha hecho con la pieza, que pondrá a la venta en su popular negocio, O Talho dos galegos, ubicado en Valença do Miño. «Una parte la pondremos a la venta el martes y la otra el viernes, porque cuanta más gente pueda probar esta carne mejor», explica el empresario.
Los precios son también aptos para todos los públicos ya que el kilo de este buey con denominación de origen gallega, «oscilará entre los 5 y los 9 euros».
«O sabor e a textura destas carnes son totalmente distintos, pola súa crianza, sen estrés, e pola alimentación. Levou unha vida feliz e iso vese na carne», sostienen. La de Rubio ha discurrido entre algodones. «Antes de almorzar, eu dáballe o del: Moita fariña feita por min e tamén patacas da casa que, ás veces, xa deixaba preparado a noite anterior», recuerda el criador. Después, Rubio se pasaba el resto del día en el campo. «Que teña pastoreo fóra, vida fóra da cuadra, e que estea ben cuidado con boa auga tamén inflúe na calidade», concluye Abel Presa.