Empresarios de discotecas y salas de fiestas proponen destinar un teléfono para denuncias
17 dic 2020 . Actualizado a las 21:18 h.Si habitualmente las fiestas ilegales son el caballo de batalla de los empresarios de salas de fiestas y discotecas, este año la preocupación adquiere otro cariz. El daño que les causen no será instantáneo, sino que puede prolongarse en el tiempo. «Estas Navidades se multiplicarán las fiestas ilegales con poca gente y nos harán mucho daño», comenta Samuel Pousada, presidente de la federación gallega que agrupa al sector.
El previsible desmadre no repercutirá, como otros años, en el aforo de las salas legales por el simple hecho de estar cerradas a cal y canto, pero su consecuencia se podría traducir en más tiempo con la verja echada.
«Si no se adoptan medidas cuanto antes las celebraciones clandestinas de grupos pequeños se extenderán como la pólvora, es un peligro evidente, no solo para este sector, sino para todos, el repunte puede ser alarmante y prolongaría la agonía», insiste el representante de los empresarios. Propone que se refuercen las plantillas de los cuerpos de seguridad, muchas veces mermadas por esas fechas, en concreto en Nochebuena y Fin de Año. Coordinar a los distintos agentes y poner a disposición de los ciudadanos uno o varios teléfonos en los que puedan denunciar es considerado fundamental.
«No van a ser fiestas de quinientas personas, pero sí de grupos de 30 o 40 y a estas alturas tendrían que estar ya advirtiendo de las multas a cada uno de los participantes», indica Pousada.
Las salas de fiestas y discotecas han resultado muy afectadas por la pandemia hasta el punto de que en torno a la mitad estudian la posibilidad de cerrar de forma definitiva.
La mayoría de los establecimientos permanecen cerrados desde la primera ola, en marzo. Ni siquiera aprovecharon el lapsus estival para darse un respiro al no compensar la limitación de aforos, contar con personal en ERTE y tener unos costes muy elevados.
«No es de extrañar que el día de mañana reconviertan estos negocios en otra cosa; eso, si pueden, o que los traspasen al no ser capaces de afrontar los gastos. Hay locales grandes que a lo mejor pagan entre 8.000 y 10.000 euros de alquiler al mes y eso es imposible de mantener. Otra cosa sería si fuese un bar pequeñito», explica el presidente de la federación gallega.
Al contrario que otros locales de ocio nocturno, que han podido variar el horario y abrir de día incluso con terrazas, en este caso resulta imposible. En las salas de fiestas y discotecas es o todo o nada, no hay medias tintas.
«La gente se lo está pensando, todo depende de lo que pase en los próximos meses, las ayudas son insuficientes, es una aspirina que no resuelve el problema. Las Navidades, la mejor época con el verano, están borradas, ya no van a existir para el sector y estamos muy desilusionados», destaca.
Sus críticas a las administraciones no cesan cuando se trata de valorar las medidas adoptadas hasta ahora: «No han sabido resolver el problema, han puesto medidas exageradas que no han servido para nada y han castigado a sectores como la hostelería y el ocio nocturno. Ha habido permisividad con la juventud, nos hemos encontrado con el segundo brote y las consecuencias las pagamos nosotros». Cita como ejemplo de que se les haya dado la espalda el hecho de no adoptar medidas claras como la eliminación del IVA, bajada de tasas como la basura o eximir del pago de la electricidad a los locales que permanecen cerrados. «La situación es de risa, por decir algo; hay un montón de normas que no se cumplen y cada autonomía compite por ver cuál es la mejor», concluye.
La federación afronta cada Navidad una ofensiva contra las fiestas ilegales. Si bien no ha logrado que desaparezcan, sí consiguió que se redujeran a una treintena en el último año.