Las divisas virtuales ganan popularidad como medio de pago tras el alza del bitcoin
15 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.La Asociación Galega de Blockchain e Internet de las Cosas (Agalbit) de Vigo permitirá a sus socios que paguen sus cuotas y aportaciones en criptomonedas. Este es un ejemplo de cómo muchos profesionales de la ciudad ya están aceptando con normalidad los pagos de sus trabajos y servicios en monedas virtuales como el bitcoin o el etherum, entre las más conocidas. Hay que destacar que el bitcoin es como una montaña rusa que multiplicó su valor por diez desde que empezó el confinamiento en marzo del 2020. Su cotización se ha disparado en 11 meses desde los 4.300 a los 44.000 dólares (36.302 euros). Para algunos, el bitcoin es pura especulación, para otros es un medio de pago más. Y cobrar o pagar en esta divisa digital no es baladí pues, en cuestión de días, puede dispararse o hundirse su valor.
Desde hace año y medio, el restaurante temático Bitcoin Rock Café permite que los clientes paguen sus consumiciones en bitcoins o sus fracciones (los satoshis), los cuales pueden comprar directamente en un cajero automático colocado en la puerta. Según explicó el socio Gustavo del Río en su día, el cliente introduce euros y el cajero le devuelve un papel con un código QR que el camarero escanea para cobrar en criptomonedas.
Lo que empezó como algo pionero ahora ya es práctica habitual en muchos negocios de Vigo, como los bufetes de abogados especializados en nuevas tecnologías.
María es una abogada de Vigo que prefiere guardar el anonimato. Su bufete realiza servicios de innovación y algunos clientes pagan con criptomonedas por trabajos concretos, que el despacho acepta como algo residual. «Con las que recibimos en criptos pagamos los gastos fijos y un porcentaje lo reservamos porque nos interesa», explica. Son trabajos que el cliente paga en moneda virtual y luego hacen la conversión. «No nos pagan en bitcoins, ¡qué más quisiéramos!, nos pagan en satoshis», bromea María. El satoshi equivale al céntimo del euro.
«Detrás está la idea de innovar y damos esa posibilidad al cliente, no es ningún problema. Valoran la posibilidad de disponer de criptomonedas», dice. El perfil del cliente no es el de un inversor extranjero sino el de «una persona normal de perfil medio de oficios variados». Pero una cosa está clara: «El que viene a traer bitcoins sabe de lo que habla». El despacho apostó por las criptos porque «estamos empezando y nos gusta marcar la diferencia y hacer cosas diferentes».
Otra letrada viguesa del despacho NoLegalTech, Bárbara Román, también trabaja con criptomonedas. «Admitimos pagos y las usamos como dinero normal. Las monedas virtuales las reconvertimos a euros en el momento», indica. Admite que no se ha llevado ninguna sorpresa en su cuenta corriente por las estratosféricas alzas del bitcoin: «Nos resulta indiferente el valor que adquiera porque cobramos por nuestro trabajo, no especulamos». Entre sus clientas figuran unas emprendedoras cuyos negocios están vinculadas a ese ámbito del fintech y que ya son fieles desde hace años a este medio de pago virtual.
Román explica detalles cómo que la factura tiene que ir explicitada en euros, «por normativa». «Es como un pago por libras. En la factura debe figurar el importe en euros aunque se reciba el equivalente en otra divisa», dice.
Para cobrar en bitcoins, el proceso es el siguiente. «El cliente te ingresa en tu wallet (monedero electrónico) los bitcoins que son el equivalente al importe de la factura y tú los conviertes para ingresarlos en el banco, que recibe euros», explica Bárbara Román. Lamenta que algunos bancos «no sean tan modernos para los emprendedores digitales».
Un empresario: «He pagado a programadores en criptos aunque son gente de fuera»
En realidad, cualquier ciudadano ya puede comprar criptos y regalarlas o hacer pagos con ellas con solo visitar una tienda de electrónica o un quiosco. Existen a la venta tarjetas de prepago de bitcoins o etherum por valores de 15, 25 o 50 euros. Algunos vigueses las compran por curiosidad, como inversión refugio o para regalar a los más jóvenes como un detalle exótico o sorpresa.
Más allá de esta anécdota, las criptos se convierten en divisa internacional cuando hay que trabajar en países de moneda inestable o de difícil convertibilidad.
El portavoz de Agalbit, Antonino Comesaña, sabe que muchos profesionales de Vigo están cobrando en criptos por trabajos concretos. «Parte de sus ingresos los cobran en dinero duro y por ahora no les va mal», comenta. «A muchos no solo no les avergüenza cobrar en criptos sino que es parte de su política. Yo mismo, en mi empresa, he pagado a programadores en criptos, aunque son gente de fuera del país», señala.
Otros despachos no están usando las divisas digitales como medio de pago pero sí como inversión. El letrado Óscar Arce explica: «En el despacho no las usamos como medio de pago, creo que la clientela de los despachos es de mediana edad y en adelante y aún mira con recelo y desconfianza la criptomoneda. Además, aún hay mucho desconocimiento. Yo sí que invertido un par de veces en bitcoin».
La experta viguesa en ciberseguridad Belén Pérez cree que los pagos con divisas digitales aún tardarán en normalizarse: «Creo que aún queda para eso. Es un entorno inestable y si trabajas con la Administración eso no entra dentro de lo posible».