Las vallas han desaparecido y los vecinos temen una desgracia o la entrada de okupas
22 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando los vecinos de San Miguel de Oia pensaban que poco más le podía pasar a la histórica estación del tranvía de Canido, las vallas protectoras han desaparecido. El robo ha dejado totalmente desprotegido el edificio, a cuyo interior también han accedido los ladrones, que ni siquiera se han molestado en cerrar la puerta.
La asociación vecinal alerta de lo peligroso de la situación. Si ya antes lo era por el grave deterioro que presenta el inmueble, mucho peor lo es en el estado actual, sin protección que disuada de acercarse y, además, con libre acceso al interior.
«Cualquier día habrá una desgracia, se puede acercar un niño u otra persona y caerle algo encima tal como está; se han caído otros edificios que no estaban tan mal como este», explica el presidente de la asociación de vecinos, Ángel Goberna. Ahora, con acceso libre, podría incluso convertirse en refugio de okupas. Añade el representante vecinal que si pasa algo no será por falta de advertencias, ya que se han dirigido a distintas instancias para ponerlas al día, tanto al gobierno local, como a la oposición y a la Xunta.
Los vecinos proponen que el Concello negocie con los actuales propietarios la permuta del terreno en el que se ubica la estación por otro, en caso de que no sea posible la compra. En el borrador del nuevo Plan Xeral figura como suelo urbano, por lo que la construcción de un edificio tendría vía libre.
Sin embargo, la asociación vecinal advierte que seguirán oponiéndose aunque solo quede una piedra en pie, igual que lo hicieron con la licencia de derribo. Empiezan a sospechar que lo que se pretende es que se caiga a pedazos, algo que en realidad ya está sucediendo, lo que podría ahorrar muchos dolores de cabeza, tanto en el ámbito privado como público.
A su juicio, no es más que un ejemplo de la predilección de los políticos por las obras nuevas en lugar de mantener las existentes, pese a tener un valor histórico, como sucede en este caso. «Es inadmisible que se permita esta situación y que en lugar de protegerlo se mire para otro lado», comentan.
Los vecinos aseguran que si fuera cualquiera de ellos ya hace tiempo que le hubieran exigido que cumpliera la normativa, tanto en materia de seguridad como higiénico-sanitaria.
La de Canido es la única estación del antiguo tranvía que unía Vigo y Baiona que se encuentra en condiciones ruinosas. La de Coruxo fue rehabilitada en su día para darle un uso y en la actualidad acoge el centro cívico de esa parroquia.
En el caso de las de Nigrán, situadas en Panxón y A Ramallosa, fueron igualmente restauradas y funcionan respectivamente como centro de información para temas de la mujer y de los mayores.