Vestigios de la actividad fabril en la ría de Vigo no obtienen protección como patrimonio cultural
12 sep 2021 . Actualizado a las 01:22 h.El Reino Unido, cuna de la Revolución Industrial, fue el primer país en el mundo que otorgó a sus antiguas fábricas y lugares de producción el rango de patrimonio con derecho a ser protegido. Sabían los británicos que su idiosincrasia también era deudora de aquellos tiempos, y siguen sabiendo que un edificio fabril no solo debe valorarse por su características arquitectónicas sino también por lo que significó para una población. Es eso que los expertos llaman «flujos invisibles», como recordaba en estas mismas páginas la arquitecta e investigadora del patrimonio industrial Iria Sobrino. «Hay barrios de gente trabajadora que crecieron alrededor de un espacio de trabajo; si ese espacio industrial desaparece y en su lugar nacen edificaciones modernas que forman un tejido de residencia contemporáneo sin más (como en Álvarez), entonces todo ese barrio pierde sentido y deja de entenderse. Cuando no respetamos ese invisible, que es lo que ha generado la empresa a su alrededor, lo que desaparece es mucho más grave que la desaparición de las máquinas o el habitáculo», decía la arquitecta.
El proyecto de rehabilitación de La Panificadora debería de significar un cambio de tendencia en la valoración social y política de este tipo de patrimonio que en el entorno de la ría de Vigo es abundante, y gran parte del mismo está abandonado a su suerte. Pero mientras eso no ocurra, la situación de alarma se mantiene, como denunciaba recientemente la asociación Hispania Nostra al incluir en su lista roja de edificios en peligro a la conservera Massó de Cangas. Esta empresa dejó otros importantes elementos patrimoniales en ese municipio, como la ballenera o la salazonera situadas muy próximas al edificio principal.
La importancia de la pesca y la transformación del pescado en la zona ha ido dejando una serie de elementos importantes en la fisonomía de Vigo y su entorno. La Metalúrgica es otra de las malas imágenes que deja el trato a este patrimonio. Mientras una parte experimentó una polémica rehabilitación, la otra sigue cayéndose lentamente sin una solución cercana.
Aunque ya esté en manos de la arqueología, el elemento más antiguo de arquitectura industrial en Vigo está bajo un manto de tierra sin visos de que alguna vez pueda ser contemplado por los vigueses. Se trata de la factoría de salazón de época romana existente en el solar de Marqués de Valladares. Hubo un intento de convertirlo en un espacio musealizado, pero distintas circunstancias y una evidente ausencia de voluntad para lograrlo, lo ha devuelto a la tierra, esperando tiempos mejores.
Con menos años de existencia, en Guixar todavía podemos ver la fachada de una salazonera de comienzos del siglo XIX. Tampoco, da la impresión, de que se quiera recuperar de alguna manera. Pero sin duda alguna, la joya de la corona del patrimonio industrial en la ciudad de Vigo es la fábrica de Alfageme en Bouzas. Diseñada por Manuel Gómez Román el edificio nos recuerda a todos los vigueses cuáles fueron los motores económicas de la ciudad y el poco interés que le demostramos.
Si bien en este caso todavía se podría hacer algo, no ocurre lo mismo con la fábrica de Álvarez, un edificio racionalista que trasciende a su propio valor arquitectónico por el influjo que tuvo en la zona de Lavadores. El colapso que supuso la desaparición de la empresa llevó consigo la fábrica y cualquier vía de recuperación.
Otros dos casos de este tipo de patrimonio que siguen corriendo peligro son los embarcaderos de minerales de Rande y el conocido como Coto Wagner, en Redondela.
Existe también un patrimonio industrial móvil representado en Vigo por el pesquero Bernardo Alfageme, aunque en este caso también fue polémica la solución al situarlo el Concello de Vigo en la rotonda de la avenida de Castelao. Otro barco que no tuvo tanta suerte fue el Campaláns, ya que fue desaguazado a finales del siglo pasado. El vapor Hidria Segundo tuvo mejor fortuna, pero solo debido al esfuerzo inmenso mostrado por dos personas que lo compraron y restauraron.
Sin embargo, no todo el patrimonio industrial está en declive. Vigo y su entorno atesoran numerosos centros de trabajo que también pasan a estar bajo ese paraguas, que ahora, por estar activo, no se les presta la debida atención. Un grupo de defensores de este tipo de patrimonio mantienen en Internet una página en la que recopilan todos los elementos existentes en Vigo y su área de influencia. Es Vigo Industrial, un foro para denunciar pero también para destacar el rico patrimonio existente en la zona viguesa.