«Nos encontramos a gente que se droga y hace de todo en el portal»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Los vecinos de la plaza de Portugal de Vigo están desbordados por el vandalismo

04 nov 2021 . Actualizado a las 02:07 h.

Los vecinos de la plaza de Portugal creían que ya estaban curados de espanto, pero este fin de semana volvió a saltar la voz de alarma. «Fue el colmo, pintaron todo lo que pillaron por delante. Hemos sufrido un ataque masivo de pintadas. Y el problema por las noches es para entrar en el portal, se sientan en el suelo y no te dejan pasar. Eso, cuando no te ponen una pierna para que tropieces, como le pasó a un vecino», comenta Andrés Alonso, miembro de la asociación vecinal de la plaza y afectado por los actos vandálicos. No entiende el afán que existe por destruir, pintar y romperlo todo y apunta que ni en el Bronx hay tantos garabatos.

«El portal parece una cafetería, debe ser que como es grande les incentiva; nos encontramos a gente bebiendo, drogándose y haciendo numeritos en el sofá, de tres y de cuatro, hemos visto de todo», se queja Andrés Alonso. Cita el caso de la «casa verde», la que fue sede de la productora Suevia, de Cesáreo González, en la que no queda ni un espacio libre de pintadas.

«La pandemia fue un regalo de paz para nosotros, un tiempo de tranquilidad impensable, pero en cuanto empezó la marcha ha sido un desmadre, pisan las plantas, hacen rayas en los tiradores de la puerta y por la mañana te encuentras vomitonas, meadas...», explica el vecino. Asegura que muchos de los jóvenes no son mayores de edad y que no se les puede decir nada porque se pueden poner agresivos.

Llamar a la policía no les sirve de mucho porque en cuanto se va vuelve la misma situación. Otras veces cuando llaman les responden que no tienen efectivos. Hay gente joven del edificio que sale por la noche y al regreso se encuentra con ese panorama. Menos tranquilos viven aún los mayores, que no pegan ojo entre jueves y domingo.

Los vecinos del entorno crearon una asociación antes de la pandemia, de la que es miembro Andrés Alonso, pero quedó prácticamente paralizada con la situación sanitaria. Ahora retomará la actividad para afrontar lo sucedido el pasado fin de semana. Lo primero que harán será convocar una reunión extraordinaria en la que se abordará la conveniencia de contratar seguridad privada solo para el portal durante los fines de semana, al no poder extenderla a la vía pública. También debatirán el cambio de la puerta y si contratan a una empresa para la limpieza de las pintadas, como hace el Colegio de Aparejadores en su sede, situada en el bajo del edificio. No creen que sirva de mucho si no se adoptan otro tipo de medidas que eviten actos vandálicos como la rotura de papeleras o que se tire de todo al estanque, incluidas las vallas de obra.

«Este viernes había un chaval dando golpes con el hombro a la persiana metálica, le debió de quedar molido. Hay que ser tonto. No es normal. También utilizan altavoces por si no escuchamos el barullo bien. Para las viviendas que dan a la plaza es un horror». Reconoce que el problema viene de largo, de hace muchos años, y que al no adoptar medidas ha ido creciendo hasta los límites actuales. De hecho, antes de la pandemia ya habían denunciado la situación. Cree que el botellón, en caso de existir, debería de estar situado en espacios sin viviendas y bien controlados para evitar desmadres.