José Ramón Lorenzo: «A los pacientes de esclerosis les digo que sigan viviendo»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Galicia es un lugar de incidencia alta de esta enfermedad del sistema nervioso

06 nov 2021 . Actualizado a las 14:43 h.

Dice el vicepresidente de la Sociedade Galega de Neuroloxía, José Ramón Lorenzo, jefe de servicio en Povisa, que el encuentro sobre esclerosis múltiple (EM) que se organiza cada año en Baiona se ha convertido en un clásico de su especialidad. «La idea surgió en el 2012 para que viniesen los mayores expertos de España y cada vez es más grande», asegura.

—¿El diagnóstico de esclerosis múltiple es fatal?

—No. Cuando yo empecé la especialidad, en 1993, no había nada: corticoides, ciclofosfamida y ya está. Hoy tenemos todo un arsenal terapéutico. No se cura la enfermedad, pero se evita que llegue a un umbral que discapacite al paciente, con el objetivo de que pueda llevar una vida normal.

—Normal... ¿normal?

—Alguna gente lleva una vida rigurosa y estrictamente normal. Otros no, pero viven. Todo depende de si la enfermedad es muy agresiva o si un brote deja una discapacidad. Pero muchos siguen trabajando.

—Es una enfermedad que provoca brotes. ¿Pero la parte afectada por un brote es recuperable?

—El sistema inmunitario ataca al sistema nervioso. Cuando lo para, se regenera. Pero la regeneración depende. Ocurre igual que cuando haces algo con electricidad y tienes un percance. Para arreglarlo, puedes usar una cinta aislante muy buena o muy mala. Los tratamientos tratan de frenar al sistema inmune para que no ataque.

—Y esos tratamientos, al frenar al sistema inmune, ¿no abren la puerta a otras enfermedades, por ejemplo infecciosas?

—Pueden ser efectos secundarios. Hay tratamientos inmunomoduladores o inmunosupresores. Cada vez afinan más para no tocar todo el sistema inmune, sino unas parcelas concretas y así eliminar el riesgo de infecciones. Lo hay, pero para cosas muy concretas. En general, siguen estando bien protegidos.

—Esto debe de haber sido especialmente delicado en una pandemia infecciosa, como la de covid.

—Claro, al principio no se sabía nada. Pero hemos visto que no ha habido más incidencia de covid en los pacientes de EM ni tampoco en cómo evolucionó la enfermedad.

—La esclerosis múltiple afecta más a gente joven.

—Sí, es lo predominante. Y sobre todo mujeres. El mundo se puede dividir en zonas de alta y de baja incidencia de EM. Galicia está en una zona tirando hacia arriba.

—¿Por qué?

—Es la pregunta del millón. Hay teorías para todos los gustos. Los países con población de origen nórdico tienen una incidencia alta. Charles Poser tiene la teoría de que se expandió con las invasiones vikingas, ya que tiene un componente genético, una predisposición que se hereda.

—¿Cómo funciona la herencia genética?

—Lo que se hereda es una predisposición, sobre la que actúan una serie de factores, que desconocemos cuáles son y que desencadenan la enfermedad.

—Si desconocen cuáles son esos factores, no se puede hacer ninguna recomendación para evitar la enfermedad.

—No, no hay recomendaciones.

—En su encuentro debaten acerca de la progresión de la enfermedad. ¿Qué es la enfermedad progresiva?

—Cuando la enfermedad se hace progresiva hay menos componente inflamatorio y más degenerativo, así que hay que reenfocar el tratamiento, porque lo que se hacía hasta ahora ya no vale. Hay nuevos fármacos que van a salir y que se centran en esta parte. Para nosotros es muy importante reconocer si se está en esta fase, aunque es difícil saber dónde se pone la frontera. Normalmente los pacientes dejan de tener brotes, pero se observa que siguen empeorando muy poco a poco. Ocurre como con los incendios: por encima no se ve que arde, pero por abajo sí; en este caso, sigue soterrando el sistema nervioso.

—¿Cuántos pacientes de EM tienen en Povisa?

—Unos 150 en seguimiento.

—¿Qué consejo les da cuando los diagnostica?

—Que sigan viviendo. Hay que aprender a vivir con los hándicaps que tenemos. Al principio es normal derrumbarse, pero hay que apretar los dientes y los puños y tirar p’adiante.