Ruta por el refranero meteorológico de la ría de Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

La sabiduría popular dejó en frases, como «Nubes no Xaxán, chuvia no chan» o «Ceo pedrento, ou chuvia ou vento», las maneras tradicionales de predecir el tiempo atmosférico

13 nov 2021 . Actualizado a las 21:37 h.

Antes de que la ciencia creara la meteorología, la observación pausada y continua del entorno permitía a las poblaciones prever los cambios en el tiempo atmosférico. Además, el saber popular estandarizó esas observaciones de una manera sencilla para facilitar su transmisión oral y una rápida asimilación por cualquier persona. Son los refranes especializados en eso que llamamos el tiempo, una forma de patrimonio inmaterial que merece tanta protección como las iglesias o los pazos. En ambas orilla de la ría de Vigo son numerosos los proverbios relacionados con la meteorología, algo que permitía augurar las dificultades a las que podían enfrentarse los marineros cuando salían a faenar.

Los hay inmediatos, pero también que previenen las condiciones a largo plazo. El más explícito de los primeros es el famoso «gaivotas á terra, mariñeiros á merda». La presencia de estas aves en tierra firme adelanta la presencia de lluvia en el mar, por lo menos allí donde estas aves siguen ganándose la vida por ellas mismas. Y aún hay otro refrán morracense que advierte: «Gaivotas na danza, vento na panza».

También el comportamiento de los delfines puede aventurar los cambios meteorológicos, como dice el refrán «Os arroaces brincan no mar, forte norte vai dar (van dar o vai entrar)». Relacionado con el viento tenemos «Vento sur que á noite entra, pola mañá máis tormenta». No es el único que contempla las condiciones de este elemento, como queda reflejado en «O vento que ha de vir, na vela ha de dar» y en «Vento do mar e chuvia da ría, temos o día de cagharría», en referencia al viento del este en un día de orballo.

No menos popular y casi inmediato es la alusión a la presencia de nubosidad en la cima del monte Xaxán o Faro, en Moaña, la más alta de la ría. «Nubes no Xaxán, chuvia no chan» advierte el refranero atmosférico ceñido a la ría. Este dicho popular tiene una segunda versión: «Cando as nubes se agharran ao Xaxán, tempos de chuvia na man». E incluso, una tercera: «Néboa no Faro, mañá de orballo».

Pero los proverbios meteorológicos populares también contienen predicciones a largo plazo, y eso lo hacían nuestros antepasados antes de que existiese el Meteosat. Por ejemplo, «Chuvia na lúa de outubre sete meses cubre». Quiere decir que si coincide la presencia de lluvia durante la luna llena de octubre, el mal tiempo será habitual en los seis meses siguientes. Con algo menos de previsión actúa «Lúa nova con tronada, trinta días de mollada». La festividad de la Candelaria, el 2 de febrero, ofrece una idea de la duración del invierno. Curiosamente, esa jornada también es empleada por otras culturas para predecir la duración invernal, cuestión que llegó incluso a Estados Unidos con el despertar de la marmota Phil. En Galicia nos conformamos con «Cando a Candelaria rí o inverno aínda está por vir» y con «Cando a Candelaria chora, metade do inverno vai fóra». Sin embargo, los refranes de la jornada no dejan posibilidad sin cubrir: «Chore ou deixe de chorar, metade do inverno está por pasar».

Ese mismo mes de febrero aporta más sentencias relacionados con el tiempo. «Vaite febreiro con 28 que se chega a durar máis catro xa non queda can nin gato», «Febreiro corzo [que pasa pronto] dos seus días vinteoito, que se tivera máis catro, non deixaría nin can nin gato» o «O sol de febreiro é un lobo no quinteiro». En los tres casos, los refranes reflejan la dureza meteorológica del segundo mes del año.

Pero no solo el invierno está representado en los refranes de la ría viguesa. Para la primavera existe el dicho «A chuvia de abril é o sangue da terra», recordando la necesidad de agua para sacar adelante las cosechas. Y para saber cómo será el verano no hay como fijarse en las condiciones atmosféricas del 16 de junio. «Se chove por San Adrián, chove nas festas do verán». Quizá por la presencia periódica de toxinas en la ría o por cualquier otra circunstancia experimentada, en Moaña se advierte: «Dende San Bartolomeu (24 agosto) a San Simón (28 octubre) non probes o mexillón».

Pero la observación del aspecto del cielo también tiene su reflejo en la sabiduría popular acumulada en la ría viguesa a lo largo de los tiempos. «Rubias al naciente, lluvia al día siguiente» se dice en O Morrazo para significar ese color rojizo del amanecer. «Rubias ó mar, vellas a sollar», alude otro sobre las puestas de sol y las viejas que se ponían al sol.

En Moaña y Cangas también dicen «Ceo pedrento, ou choiva ou vento» y «Escamento, chuvia e vento» para referirse a ese tipo de nubes muy cortadas y su relación con el mal tiempo. Este panorama también queda reflejado en el dicho «Alá por onde se mira vir parece que todo se quere afundir», referido al temporal que se aproxima.

Ya es curioso el ingenio popular a la hora de cuadrar frases acertadas. En Vigo, a comienzos del siglo XX se decía «Ingleses en Vigo, agua hasta el ombligo». El dicho aludía a la entrada de la flota inglesa en la ría para protegerse de algún temporal. Cuando la flota dejó de entrar regularmente, el refrán entró en desuso.

En cualquier caso y a modo de epitafio bien valdría recordar que «O mal tempo no seu tempo é bo tempo». Pero si llueve mucho sería mejor echar mano de un clásico como «Nunca choveu que non escampara».