El proyecto de vial que alarma en Beade

La Voz

VIGO

La carretera de alta capacidad que atravesará el rural prevista en el PXOM genera polémica

06 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La intención de construir un vial de cuatro carriles entre el polígono industrial de Balaídos y la A-55 ha desenterrado el hacha de guerra en Bembrive y Beade. El gobierno municipal lo defiende para mejorar las comunicaciones entre dos polos importantes de la ciudad. Los residentes de las zonas afectadas se oponen porque romperá su tranquilidad, se llevará casas por delante, otras quedarán afectadas, provocará ruidos, contaminación y afecciones a bienes naturales y patrimoniales en una zona rural.

Ya existe un primer tramo, de unos 600 metros de longitud y de titularidad autonómica. Es la PO-010, que une el nudo de Balsa, bajo la VG-20 en Matamá, con el polígono de Balaídos. El objetivo del gobierno municipal es prolongar esta carretera de alta capacidad hasta la autovía a O Porriño, a lo largo de unos cuatro kilómetros.

La nueva infraestructura está dibujada en los planos de la revisión del Plan Xeral que el Concello aprobó inicialmente en agosto del año pasado y cuyo plazo de exposición pública acabó en enero. Es la obra más polémica que figura en el planeamiento urbanístico y la que ha motivado el mayor número de alegaciones contra el documento, más de 3.000.

El proyecto ha soliviantado a vecinos de Bembrive, pero especialmente a los de Beade, que han constituido una plataforma de afectados con la que ya han emprendido movilizaciones para mostrar su rechazo. En Bembrive los vecinos tienen además otro frente abierto, el de la nueva autovía que conecte con la A-52 en túnel que también está prevista en la revisión del Plan Xeral.

Prueba del malestar que genera en ambas parroquias, son las decenas de carteles de repulsa que numerosos vecinos han colocado en sus viviendas. La plataforma de afectados de Beade ha convocado hoy una manifestación en vehículos que partirá a las once de la mañana desde Bembrive.

Trazado

La calzada polémica partirá de un intercambiador proyectado en Baruxáns, pasando el Seminario Mayor de Vigo. El primer tramo discurrirá por un viaducto de unos 600 metros de longitud. Pasará por encima del río Eifonso y la zona de Cacheno, hasta desembocar en la calle Brea, donde la calzada proseguirá en superficie en el barrio de Relfas. En la calle Saa se encontrará con tres viviendas en construcción.

La calzada, de unos 16 metros de ancho, discurrirá hasta Saa do Monte, donde se contempla un túnel de casi un kilómetro de longitud hasta las proximidades de la avenida de Clara Campoamor. Aquí se plantea una nueva rotonda que dirigirá el tráfico, bien hacia el Hospital Álvaro Cunqueiro y el Parque Tecnológico de Valadares, o hacia Castrelos o, siguiendo el futuro trazado de la PO-010, hacia el polígono de Balaídos. La vía de alta capacidad también tendrá afecciones en Matamá. Los vecinos de esta parroquia no han protestado, pero tampoco descartan movilizaciones. Según explica el portavoz de la asociación de afectados por la ampliación del polígono de Balaídos, José Ángel de Anta, hay viviendas a que se encuentran en muy mal estado y sus propietarios estarían a favor de ser expropiados. Por otra parte, han alegado al PXOM que el vial bordee la factoría para limitar sus posibilidades de ampliación en favor de una nueva zona verde.

Coste y plazos

El coste de ejecutar la PO-10 desde A Balsa hasta Baruxáns se aproxima a los cien millones de euros. El PXOM fija un plazo de entre 15 y 18 años para completar el recorrido. Pero la Xunta ya ha adelantado en un informe que no lo va a pagar porque no considera que tenga un interés supramunicipal. «Tendría que tener una funcionalidad de conexión interurbana que no se da en ningún caso. El trazado previsto es de caracter meramente local y el resultado se refleja en el informe de Consellería de Infraestruturas desfavorable», explica la delegada de la Xunta en Vigo, Marta Fenández-Tapias.

Para la asociación de afectados AVIBE esta postura es «una pequeña batalla ganada». Supone un balón de oxígeno, pero su principal objetivo es que la carretera desaparezca de los planos del PXOM, explica la presidenta del colectivo, Ana Pascual.

De lo contrario, muchos vecinos no tendrían forma de vender, ampliar o construir sus viviendas.

Para la concejala de Urbanismo, María José Caride, supone, en cambio, una «sorpresa mayúscula». El gobierno local defiende el interés público porque la carretera mejorará los accesos al Hospital Álvaro Cunqueiro o a la Universidad, además de dos polígonos industriales «que contabilizan la mayor parte del producto interior bruto de Galicia y generan actividad económica que trasciende los límites de este término municipal». Al mismo tiempo, descongestionará el tráfico en el centro de la ciudad.

Cuando el alcalde presentó la iniciativa hace un año, dijo que la carretera solo afectaría a una vivienda en ruinas. La concejala de Urbanismo, María José Caride, matizó después que serán entre cuatro y once casas. Recientemente se comprometió a realojar a los vecinos que se queden sin casa dentro de la parroquia. También a estudiar medidas correctoras para minimizar los problemas medioambientales o acústicos. Los afectados han hecho sus propias cuentas y estiman que el vial supondrá la expropiación de 19 viviendas y otras 21 quedarán muy cerca de la calzada.

«No queremos que esa autovía nos pase por debajo del balcón»

Vecinos se oponen a la construcción del vial

A pesar de llevarse casas por delante, los vecinos de Beade creen que, quienes se verán más perjudicados por el vial serán aquellos a los que les toque vivir cerca del nuevo trazado porque tendrán que soportar ruidos, contaminación y el impacto paisajístico. «Hay diferentes afecciones. El alcalde solo reconoce expropiaciones de viviendas, pero el mayor número de afectados son los que se van a quedar a vivir cerca del vial. Somos cientos y cientos de familias y no nos tienen en consideración», protesta Ana Pascual, portavoz de los afectados. Por ejemplo, la casa en la que residen José María Pico López y Marina López en el Camiño da Brea. Su vivienda se encuentra a la altura de donde está previsto que termine el viaducto que partirá desde Baruxáns y el vial siga en superficie hasta meterse por un túnel. «No queremos tener esa autovía debajo del balcón», protesta José María. Su esposa critica que, pese a los inconvenientes que tendrán que sufrir con el vial, no les dará ningún servicio, puesto que no podrán acceder al mismo desde el barrio. «No nos vale para nada», dice.

«A mí no me coge terreno. Yo vivo aquí al lado, pero me considero afectada por el ruido, la contaminación y lo feo que quedará», señala Luisa Vila, otra vecina de la misma zona. Enrique Ribeiro, de 78 años, afirma que el vial también pasa cerca de su casa. «No estoy conforme. Vamos a estar fastidiados. El ruido va a ser la leche», señala.

Abel Mejuto tiene tres viviendas en construcción donde está previsto que pase el vial. A punto de concluir las obras, se encuentran abocadas a la expropiación y demolición. «Es una desgracia. Vivimos con una gran incertidumbre», señala este propietario que ha invertido más de medio millon de euros.

Otro caso es el de Lourdes, que vive en la calle Saa do Monte. Los planos sitúan una de las bocas del túnel a la altura de su vivienda. «Me imagino que nos expropiarán. No obstante, hemos hecho alegaciones. Pero lo peor será para los que no expropien. Si te dejan al lado del túnel, perderán calidad de vida». Lourdes considera necesario que haya más viales que mejoren las comunicaciónes en Vigo y que solucionen «el tapón criminal» de la Avenida de Madrid. «Pero por aquí no lo queremos», sentencia.

Los residentes de las zonas afectadas de Beade quieren seguir viviendo como lo han hecho siempre, dentro de un ambiente rural conservando toda su riqueza natural, que tiene en el río Eifonso su mayor exponente. Alex Comesaña, otro residente del lugar, cree que, si se construye la carretera, ya no podrán seguir cultivando sus fincas como han hecho siempre. «Los que quedemos no vamos a poder comer de nuestro campo por contaminación. Ahora es un ahorro que tenemos, pero cuando monten no vamos a poder cultivar nuestros tomates ni nuestros pimientos», dice.

Terrenos devaluados

Otros vecinos han visto cómo sus terrenos han perdido valor al verse afectados por el nuevo vial. A las viviendas que habrá que derribar para permitir este nuevo acceso, habría que sumar las que no podrán construirse. «Tengo familiares que tenían permiso para edificar en la única finca en la que lo podían hace y ahora ya no pueden. Teníamos el proyecto ya en el Concello y ya no se puede hacer nada ahí», afirma María del Carmen, vecina de Bembrive.

«Nuestro campo era edificable. En su momento teniamos pensado hacer algo, pero cuando vimos que el vial pasaba por encima nos echamos para atrás», señala Alejandro Covelo, otro propietario afectado que cree que el nuevo vial proyectado en el PXOM «nos rompe el barrio y nos lleva casas. No son las cuatro que dice el alcalde».

Independientemente de los problemas particulares que generará el vial, Antonio Grandal pone el foco en el interés general. «Vigo está masificado. La gente tiene aquí un lugar de esparcimiento para disfrutar de su tiempo libre y venir a caminar. Si nos meten más asfalto, se confundirá lo urbano y lo rural y ya no será lo mismo», dice.