La mascarilla en interiores, exenta para las fotos políticas

VIGO

Xornal Vigo

Once altos cargos del Concello de Vigo y del Gobierno posan sonrientes y sin cubrebocas en una sala cerrada y mal ventilada

11 mar 2022 . Actualizado a las 21:24 h.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció la semana pasada que pronto se eliminará la obligación de utilizar la mascarilla en los espacios cerrados. Todavía está vigente, aunque ganas por quitarla no faltan. En el ámbito político esto se interpreta con mucha flexibilidad. En el Congreso de los Diputados o en el Parlamento gallego, los presidentes, ministros y conselleiros que ponen las normas se quitan la mascarilla con toda naturalidad para pronunciar sus discursos con el rostro descubierto, aunque lo hagan encerrados entre cuatro paredes.

Este viernes, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se reunió en el Ayuntamiento de Vigo con el alcalde, Abel Caballero. Y sus equipos. Durante su recorrido por las dependencias municipales, los mandatarios vistieron el prescriptivo cubrebocas. En sus comparecencias públicas se lo quitaron, como es habitual -aunque no legal-, solamente en el momento en el que cada uno tenía el turno de palabra.

Pero también coincidieron en una reunión sustancialmente diferente. Eran once personas alrededor de una mesa. De todo: un alcalde y presidente de alcaldes, una presidenta de Diputación, una ministra, una exministra, un secretario general de ministerio, un delegado del Gobierno, concejales. Etcétera. Todos con el rostro descubierto.

Es mucha gente. Están en una sala sin ventilar. No hay distancia de seguridad. En la imagen, no se atisban mascarillas sobre la mesa. Tampoco en las manos. Solo hay dos. La ministra parece cubrir con su mano una mascarilla quirúrgica azul que rompería la muy normal estética de la instantánea si fuese visible. Junto a la subdelegada del Gobierno en Pontevedra (al fondo de la mesa, en el lado derecho) parece haber una FFP2 que se camufla entre el blanco de los papeles. Una persona que asistió a la escena dice que en el momento aseguraron que retiraban el cubrebocas «solo para la foto». Para esa mínima fracción de tiempo ante las cámaras, seguramente los otros nueve políticos prefirieron poner a buen recaudo el principal elemento de protección contra el coronavirus, probablemente en el bolsillo interior de la chaqueta, en el fondo de la cartera o bajo los papeles de algún cajón. El típico lugar para dejar algo durante un momentito.

El Real Decreto 115/2022, del 8 de febrero, solo marca tres excepciones para la obligación del uso de la mascarilla en los espacios cerrados de uso público: que la persona padezca una enfermedad respiratoria o dependencia que le impida llevarla, que esté en un lugar de uso público que forma parte de su domicilio (como en las residencias de ancianos) o que se trate de actividades en las que «el uso de la mascarilla resulte incompatible» con su naturaleza. Un ejemplo de esto último es dar un concierto de trompa: es incompatible llevar mascarilla y pegar los labios a la boquilla para soplar. Otro ejemplo es posar sonriente para una foto política: es incompatible mostrar los dientes a la cámara y cumplir la obligación de llevar la boca tapada con una tela.