El efecto de la pandemia ha pasado y vuelve la saturación al hospital
22 mar 2022 . Actualizado a las 00:04 h.Alrededor de 15 pacientes amanecieron ayer en las urgencias del Álvaro Cunqueiro con orden de ingresar pero sin una cama disponible en todo el hospital. El servicio pasó una noche de gran sobrecarga, dicen fuentes del mismo, y el problema no es puntual. Se está convirtiendo en habitual. De nuevo. Las urgencias vuelven a estar llenas. Igual que sucedía en muchos días de los inviernos anteriores a la pandemia de coronavirus. Pero ahora, además, con la atención al covid, siempre especialmente complicada por las necesidades de aislamiento para evitar contagios. «El 2019 fue el año que más pacientes tuvimos, pero ahora estamos peor», confirma la jefa de unidad, María Teresa Maza.
En la segunda mitad de ese año atendían 371 pacientes cada día, de media. Ahora están en 380, y marzo un poco por encima (386). Pero si se compara este mes de marzo con el del año pasado, ahora son 69 personas más cada día. El efecto que tuvo la pandemia, que se puede comprobar en los gráficos, se ha diluido ya. El miedo a ir al hospital se ha volatilizado y la saturación ha vuelto. «Se podría pensar que aumentarían las banalidades o los casos leves», reflexiona Maza, «pero no es así, vemos problemas graves, en estado avanzado y complejos».
Eso suele traducirse en que el porcentaje de ingresos aumenta y se produce lo que en urgencias llaman problemas de drenaje: en el hospital faltan camas para ingresar a los enfermos y estos se quedan horas esperando dentro del servicio, que se satura. A eso se une el cansancio de más de dos años de pandemia, que hace más difícil gestionar este momento. «Cada vez nos cuesta más, tenemos un grado de desgaste importante», reconoce la jefa de unidad.
Esta realidad y la bajada del covid han llevado a ejecutar cambios en los últimos días, para tratar de repartir mejor la carga de trabajo. Ya no hay un circuito específico para pacientes respiratorios, sino que ha quedado un solo equipo para el covid y las sospechas altas, que también atiende a otros enfermos.
«Estamos en un nivel comparable a épocas prepandemia», confirma el jefe de servicio de urgencias de Povisa, Ángel Martín, que señala que atienden a 250 personas cada día. «Se han relajado las medidas de protección y se ha perdido el miedo. La saturación de la atención de primaria la hemos notado nosotros», dice.
Cada día diagnostican de covid a una decena de personas. «Últimamente estaba bajando... pero no termina de bajar del todo», añade.
Las urgencias de los niños de momento se libran un poco. Ya hay más padres que llevan a sus hijos al hospital para una atención inmediata, pero todavía no se ha llegado al nivel de antes de la pandemia. «Estamos empezando a aumentar ahora, que es una época en la que antes empezaba a decaer», cuenta la responsable de la unidad, María Carballo, «pero no estoy segura de que como población hayamos aprendido a no acudir a urgencias por motivos menores». Lo notan sobre todo los fines de semana. En los dos últimos han tenido más de 200 niños por día, cuando la media es de 110 por jornada.
También empiezan a ver de manera rutinaria otro tipo de paciente. «No estábamos acostumbrados a tener pacientes psiquiátricos y ahora es habitual, todos los días tenemos que llamar al psiquiatra varias veces», indica la médica Marta Padín. Tienen entre 12 y 14 años y presentan cuadros de ansiedad, depresión o ideas de hacerse daño.
Llegó la gripe
Tanto en las urgencias de adultos del Cunqueiro y Povisa como en las infantiles confirman que están percibiendo un aumento evidente de los casos de gripe. No es el único virus respiratorio que circula, más allá del coronavirus, porque hay otros. Pero el año pasado no hubo gripe y ya está causando ingresos. En marzo.